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B. Ortolà
Martes, 22 de septiembre 2020, 22:26
Utilizar a la fauna como aliada para proteger la naturaleza. Es la propuesta del colectivo Pego Viu, que hace unos años decidió echar mano de un puñado de ovejas (la iniciativa empezó con cinco ejemplares) para crear cortafuegos y poder evitar así incendios en la zona forestal de Pego, tal y como sucedió en mayo de 2015, cuando las llamas arrasaron alrededor de 1.715 hectáreas de montaña.
El funcionamiento es simple, los voluntarios del colectivo llevan a los animales al punto donde quieren que pasturen. Delimitan con una valla móvil electrificada (con muy bajo voltaje) el espacio por que el que quieren que 'trabajen' las ovejas, y éstas se ponen manos a la obra. Se comen toda la vegetación y consiguen la franja ancha de terreno necesaria para evitar que se propaguen las llamas en caso de un posible incendio forestal.
La semilla de esta propuesta se plantó poco tiempo después del incendio de 2015. «Ahora ya tenemos 9 ovejas», explican. El pequeño ganado pasa las noches en una granja situada entre los términos municipales de Pego y la Vall d'Ebo; y que hace años tenía como inquilinos a avestruces. Según indican desde el colectivo, hay espacio para 13 ovejas, «nuestra intención es llegar a ese número en un futuro».
El pastoreo se realiza en parcelas que Pego Viu tiene en custodia. Se trata de un pacto entre el colectivo y los propietarios de los terrenos en el que estos últimos los ceden para que los primeros se encarguen de su mantenimiento.
La recuperación de estas 'foies' que sus dueños dejaron de cultivar o simplemente descuidaron con el tiempo es la base en la que se asentó Pego Viu: «nació de la rabia e impotencia que nos provocó el incendio de 2015», explican.
De hecho, unos meses después, ya en 2016 el colectivo se constituyó legalmente. Desde entonces han emprendido y participado en varios proyectos como la de recuperar la zona afectada por el fuego plantando especies autóctonas, la limpieza y recuperación de espacios naturales del término municipal pegolino como el río Racons o, recientemente, la conversión del Mas del Mave, situado en una parcela en la zona del Pla del Miserà, en un centro de interpretación del incendio forestal. «Queríamos que fuese un espacio de recuerdo del trágico incendio. Explicar lo que allí sucedió y el trabajo que se ha ido realizando desde entonces para recupera la zona».
Esta pasada semana tuvo lugar la inauguración del centro, bautizado con el nombre del dueño que ha cedido la parcela, Vicent Gilabert. «Ahora queremos que este sea un punto de encuentro para realizar estudios, proyectos en favor de la naturaleza; y sobretodo para concienciar a los más jóvenes». Un legado, con todavía mucho trabajo por delante, aunque ganas no nos faltan«.
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