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Carlos Sainz y Luis Moya, campeones de rallyes, con el Ford Ka en su visita a la fábrica en 1995.
Cuatro décadas de récords: del primer Ford Fiesta  al Mondeo Vignale

Cuatro décadas de récords: del primer Ford Fiesta al Mondeo Vignale

La factoría de la marca americana en Almussafes se ha convertido en el punto motor de toda una industria vinculada al automóvil que da empleo a miles de familias en la Comunitat. Del Fiesta al último Mondeo, la fábrica es hoy la más moderna de Ford Europa

PPLL

Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14

Los primeros Ford llegaron a España en 1907, a través de una pequeña agencia en Barcelona que en dos años vendió nada menos que 200 unidades. En 1919 la compañía norteamericana estudiaba posicionarse en el sur de Europa y eligió Cádiz para establecer una factoría de montaje. Pero la actividad duró poco y la planta se cerró, y la firma se decantó otra vez por Barcelona para su fábrica, pero el estallido de la Guerra Civil dio al traste con este proyecto al reducirse las ventas y contar con restricciones logísticas. Fue en los años 70 cuando Henry Ford volvió a poner la mirada en España para expandir su negocio. Almussafes fue la escogida. Y esta vez fue la definitiva. Arrancaba un idilio que dura 40 años.

Tras desvelarse en 1973 que Almussafes era la elegida por Ford para establecer su filial española, arrancó la compra de 640 terrenos de naranjos para establecer una planta de producción dentro de los 2,7 millones de metros cuadrados adquiridos. La factoría fue inaugurada por Henry Ford y el entonces príncipe Juan Carlos I en 1976. El primer utilitario fabricado en Valencia salió de la línea de montaje de la nueva fábrica a mediados de 1976. Fue un Fiesta, un nombre que sonaba a celebración y que desechaba otras opciones como Bravo, Amigo o Tempo. En poco tiempo el Fiesta se convirtió en el coche más vendido de España y en el símbolo de toda una nueva generación de usuarios.

Su éxito propulsó la ampliación de la planta con la llegada de nuevos modelos. Almussafes pasó a producir el Escort de tracción delantera, que también tuvo una gran aceptación en el mercado. Después llegó el Orión, que se sumó a las nuevas generaciones del Fiesta y el Escort, y la planta cada vez se iba automatizando más.

Ya en los años 90 se produjo otro hecho que evidenciaba la confianza depositada por la firma de Detroit. En 1997 llegaba a Almussafes el Ka, el primer vehículo que se iba a producir en exclusiva para todo el mundo. El coche más pequeño de la historia de Ford se mantuvo más de una década en el mercado sin apenas cambios. En 1998 empezó la producción del primer Ford Focus que aún mantiene el récord de ser el más vendido a nivel mundial durante su primer año de vida, con dos millones de unidades. Un años después se inauguró el parque de proveedores de Ford, que suponía un importante ahorro de costes de producción. Hoy el polígono Juan Carlos I sigue siendo esencial. De hecho, varias empresas auxiliares de Ford están unidas a la factoría directamente por un puente directo por el que se transportan las piezas.

Calidad y competitividad

Con el nuevo siglo llegó otro momento determinante. Ford adquirió participaciones mayoritarias en las marcas Volvo, Land Rover, Jaguar, Aston Martin y Mazda, y la matriz japonesa optó porque el Mazda2 se produjera en la planta valenciana. Esta decisión hizo que la factoría tuviera que adaptarse a nuevos estándares orientales, a adquirir maquinaria diferente y a introducir nuevos conceptos que le llevaron a alcanzar una calidad y competitividad que se han convertido en su seña de identidad.

En 2004 la planta vivió su momento álgido al rozar las 450.000 unidades fabricadas, una cifra que en la actualidad vuelve a manejarse como reto para los próximos ejercicios. Y es que, tras esos años de bonanza, la crisis económica azotó con fuerza a la multinacional. Su ritmo de producción bajó hasta las 133.000 unidades, una cantidad tan escasa que ni tan siquiera se había dado en su primer año en marcha. Las factorías de Ford en Colonia, Saarlouis y Genk ganaban terreno frente a la valenciana, que veía como su áura de éxitos cosechados durante tres décadas se apagaba. Almussafes dejaba de brillar, pero las fortalezas de la planta, como sus buenas comunicaciones y transportes, su red de proveedores fiables, sus trabajadores y su calidad y productividad, hicieron que volviera a relanzarse.

La nueva oportunidad llegó en 2010 con la fabricación del C-Max. El monovolumen se iba a fabricar de forma exclusiva en Valencia, y la factoría tuvo que rediseñarse para poder producir una carrocería más alta y las puertas correderas que incorporaba este vehículo. La posterior fabricación del Kuga, dos años después, supuso el impulso definitivo para que Almussafes recuperara su hegemonía.

A ello se sumó la adjudicación del Transit Connect por lo que en la planta se comenzaron a fabricar simultáneamente tres modelos distintos. En 2014 y 2015 se ha asumido la producción de los Mondeo, S-Max y Galaxy tras el cierre de Genk en Bélgica, con una inversión total de 2.300 millones de euros. Hoy Almussafes da empleo a más de 25.000 personas de forma directa o indirecta y es la única fábrica europea capaz de producir a la vez tantos modelos diferentes y versiones de carrocería distintas.

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