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JORDI ALBEROLA
Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
Un 3 de Abril de 1902 se matriculó el primer vehículo en la ciudad de Alicante. En Valencia hubo que esperar hasta el 30 del mismo mes para idéntico acontecimiento, mientras que transcurrieron 4 años más para encontrar la primera matrícula en la provincia de Castellón.
No podemos datar a ciencia exacta el origen de la primera motocicleta en Valencia. A nivel nacional una de las primeras fue el triciclo Bonet construido por el ingeniero catalán Francisco Bonet Dalmau en 1903, al que seguiría la primera motocicleta como la conocemos en la actualidad, la Villalbí de 1905. Las primeras motocicletas en rodar por nuestras carreteras fueron de importación, por lo general de origen británico.
Nace la unidad motorizada
La proliferación de bicicletas y carruajes, provoca la creación de la sección montada de la Policía local de Valencia, para regular el creciente tráfico rodado en los felices años 20. Una sección que daría paso a la unidad motorizada de la Policía Local en 1928 y, un año después la unidad motorizada del mismo cuerpo, que venía a coincidir con la aparición a nivel nacional del Reglamento de Circulación para Vehículos con motor.
Algunos de aquéllos guardias junto con miembros de la agrupación local de tráfico, y del Parque Móvil Ministerial (PMM) serían los afortunados que podían competir con las mismas motos que utilizaban para sus tareas oficiales. De ahí saldrían los primeros campeones como José Fernández o el gandiense Justo Insa.
El 'boom' de los años cuarenta
A pesar de que otras autonomías, estaban un paso por delante, el boom de la motocicleta en Valencia llegó en la década de los 40 y 50. Fue en el medio rural donde poco a poco, caló el uso de moto años más tarde que en la ciudad con polivalentes velomotores y ciclomotores que servían como medio de desplazamiento o de carga en las tareas agrícolas.
Otro sector que tuvo su propio fenómeno motorista en la década de los 60 fue el sector de la construcción. En 1965 ve la luz el modelo Antorcha de Derbi, a la que rápidamente se la conoce como 'la paleta' por ser un vehículo utilizado por los albañiles.
Se consolidan las cuatro grandes marcas españolas: Bultaco, Derbi, Montesa y Ossa, apoyadas en los éxitos deportivos de las mismas, al tiempo que por el camino se van quedando, los pequeños fabricantes y constructores como los de la Comunidad Valenciana.
Según datos de DGT, en Valencia se llega a una cifra de 177.000 motos y 96.000 ciclomotores en 1970, y a finales de la dictadura la cifra de motocicletas había disminuido sensiblemente mientras que los ciclomotores habían doblado esa cantidad. Si las motos en general habían ayudado a la motorización del país, no podemos olvidar su vertiente deportiva o de ocio. Ante la ausencia de motos de gran cilindrada de origen nacional, los aficionados se decantan por las maquinas italianas. Las grandes deportivas de los 70, con nombres, míticos como Ducati, Laverda, Benelli o Guzzi causan furor junto a las alemanas BMW, y con ellas, las peregrinaciones a los grandes premios, un periodo en el que sólo existía el circuito del Jarama en Madrid, que acogía el gran premio de España, y el de Calafat en Tarragona.
A falta de instalaciones permanentes, los aficionados toman las carreteras para extraer todo el potencial de sus mecánicas en las habituales salidas de fin de semana. La subida al portillo de Bunyol era todo un clásico. Cuando se inauguró la avenida del Cid y el paso elevado de Giorgeta, grupos de aficionados llegaron a establecer carreras piratas a altas horas de la madrugada, llegando a alcanzar los 200 por hora en estos tramos, un dato escalofriante incluso hoy en día. Pero no fueron las únicas carreras ilegales. Antes de la construcción del Circuit de la Comunitat Valenciana, en el barrio de Castellar, también hubo competiciones como forma de reivindicación.
Símbolo de libertad
Para los más jóvenes, el hecho de tener un ciclomotor era toda una garantía de éxito. No podemos pasar por alto la típica estampa de las salas de fiestas o discotecas repletas de ciclomotores a sus puertas. Con una legislación permisiva, eran habituales las transformaciones o trucajes, aumentando la cilindrada, escapes libres y semi manillares bajos.
Cualquier elemento de seguridad, brillaba por su ausencia, y no sería hasta 1982 cuando se hizo obligatorio por ley el uso del casco para motos de más de 125 centímetros cúbicos en carretera. Una medida de la que quedaban exentos los usuarios de los ciclomotores. Hoy en día resultan chocantes las estampas de motoristas por ciudad sin protección alguna y delante de las fuerzas del orden, pero es una imagen real de un hecho que estaba permitido, como ocurría con circular sin cinturón de seguridad en los coches.
Tras años de esplendor de las marcas nacionales y europeas en nuestro mercado, la llegada de los fabricantes japoneses a nuestro país en la década de los ochenta, supuso el estoque de algunas de las marcas veteranas. Derbi fue de las pocas que aguantó en pie, incluso cosechando títulos mundiales, hasta su venta al grupo Piaggio, ya en pleno siglo XXI. El duro azote de la crisis económica de 2007, cambió el decorado de la moto en Valencia. De repente se pasó a tener una horquilla formada por conductores que necesitaban un vehículo para su uso diario, práctico y alcance de todos los públicos, léase el sector del scooter, a motocicletas de gran cilindrada y grandes prestaciones de marcas consolidadas, destinadas a bolsillos pudientes. En medio, el resto de sectores prácticamente ha desaparecido, o son muy escasas las unidades matriculadas, llegando a niveles propios de 1960
Más coleccionistas
El interés por recuperar el patrimonio de la motocicleta española y, por ende, la valenciana, viene de tiempo atrás. Sería imposible citar todas y cada unas de las colecciones que tenemos a lo largo de la comunidad Valenciana, ya que son muchos aficionados que poseen a nivel particular valiosos ejemplares.
Uno de los pioneros en recuperar este patrimonio ha sido Ricardo Fracés, del museo de motos de la Vall de Guadalest en Alicante, donde se conservan algunas de las motocicletas valencianas y es lugar de obligada visita para el aficionado. En Valencia son diversas las colecciones a destacar, como las del editor Ignacio Vernetta y, en la Vall d'Uixó -Castellón-, Vicente Ballester posee una de las mejores colecciones de Bultaco no solo a nivel nacional.
La moto hoy en día mezcla sus aptitudes como medio de transporte con la filosofía de libertad que siempre va unida a circular en una moto con el viento como compañero, e incluso las motos que permiten incluso salir de la carretera, las de tipo trail cada vez más valoradas ahora que los límites de velocidad se respetan con maor cautela.
Valencia sigue siendo una de las regiones ideales para disfrutar de la moto, y tanto para el día a día como para el fin de semana, son muchos los usuarios que repiten la sensación de libertad que, ya hace más de 100 años, tuvieron los pioneros de las motos.
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