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Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
La historia del vehículo industrial en Valencia va ligada al propio desarrollo de la ciudad. Hasta principios del siglo XX, con una economía apoyada en las explotaciones rurales, el medio habitual de transporte de las mercancías eran los carruajes tirados por caballería; pero según se produce la industrialización de la provincia y empiezan a aparecer los primeros automóviles por nuestras calles, también aparecen los primeros vehículos que podemos calificar como industriales: camiones, furgonetas, y autobuses que comunicaban la capital con los pueblos más próximos. Así, en 1902 un servicio de autobús ya comunicaba las ciudades de Alicante y Alcoi.
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A partir de 1927 la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia (CTFV), empezó a explotar los primeros autobuses urbanos en Valencia. Como la importación de vehículos en España no estuvo sujeta a regulación hasta 1927, se podían adquirir entre un catálogo de marcas que, normalmente, suministraban el bastidor con la cabina para ser carrozadas al gusto del comprador.
En el año 1929 aparecen en Alginet los primeros talleres que comienzan a fabricar carrocerías para vehículos a motor, como el fundado por los hijos de Francisco Guillén Gómez, quien en 1895 fabricaban carros de caballerías y accesorios para útiles de labranza y más adelante empezaron con el carrozado de camiones.
El Ayuntamiento de Valencia, viendo las ventajas de incorporar estos nuevos vehículos para prestar servicios básicos, como el de Bomberos, adquirió en 1927 por 68.500 pesetas en la casa Mercedes Benz una escalera semiautomática autopropulsada. Con una potencia de 100 CV. y una longitud que permitía a su dotación de seis bomberos acceder a alturas de hasta 31 metros, se hizo muy popular en la ciudad. En la actualidad esta auto-escalera se encuentra en perfecto estado de funcionamiento y se ubica en el Parque Central de Bomberos de la Avenida de la Plata de Valencia.
El desarrollo económico de aquéllos años se vio reflejado en las matriculaciones de vehículos en Valencia, que pasó de matricular su primer automóvil en 1902 a matricular en 1930 el vehículo número 10.286.
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La Guerra Civil fue devastadora, y para abastecer las necesidades de suministro de ambos bandos se importaron destacadas partidas de camiones que posteriormente jugaron un papel importante en la recuperación económica e industrial del país. Así, en abril de 1938 los republicanos tenían 17.047 vehículos en servicio y en octubre, los franquistas estaban equipados con 25.746. Los escasos vehículos que sobrevivieron a la guerra eran aprovechados hasta su extenuación y objeto de modificaciones que hoy pueden extrañar, pero que en su momento se justificaban por la dificultad de encontrar recambios o piezas.
Más carroceros en Valencia
Los duros años de la posguerra ven el nacimiento de nuevas empresas dedicadas al carrozado de los vehículos que habían sobrevivido a la guerra, la mayoría, y a los escasos que se podían importar. Entre los años cuarenta y cincuenta destaca la labor de José María y Samuel Subiela, comienzan a trabajar en el pequeño negocio familiar ubicado en Burjassot, fundado por su padre José María Subiela Casinos, quien construía y reparaba carros y útiles de labranza. En 1961 construyeron su primera carrocería sobre camión y comienza alternando la fabricación de carros con la de remolques agrícolas y carrocerías, utilizando ya diferentes materiales metálicos para su construcción, al tiempo que se suceden todo tipo de innovaciones: desde las primeras carrocerías de tablillas de madera tipo 'valencianas' hasta llegar a los modernos y complejos carrozados actuales.
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El transporte por carretera también fue viendo aparecer nuevas empresas, como la fundada en 1930 por José Mazo Ferrer, quien adquirió su primer camión, un Opel Blitz, para más tarde comprar dos GMC. En 1933 ya realizaría los primeros transportes desde su localidad natal, Alhama de Almería, a la que será su ciudad de acogida, Alzira contando con una pequeña flota de cinco camiones. En 1972 se constituye la empresa Transportes Mazo Hermanos, S.A. por los cuatro hijos del fundador: Antonio, José, Francisco y Bernardo. También podemos citar la importante flota con la que CAMPSA distribuía en Valencia la gasolina, formada por bastidores Hispano-Suiza carrozados como cisternas.
Entre los camiones más queridos por los transportistas valencianos están los fabricados por la marca inglesa Leyland desde 1949. Rápidos para su época, y con un consumo razonable, fueron los encargados de exportar a todo el mundo los cítricos producidos en la huerta, motivando que se les apodara 'naranjeros'; los empresarios del sector utilizaban las divisas conseguidas para poder adquirir más vehículos.
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Barreiros y Pegaso
La historia de los mismos es también la de las empresas Barreiros y Pegaso: la primera inició un proceso de conversión de gasolina a diesel de los motores del diezmado parque de vehículos industriales desde 1948. Pegaso, por su parte, fue la marca escogida por la Empresa Nacional de Autocamiones ENASA para impulsar la fabricación de vehículos industriales, y firmó en 1960 un acuerdo de colaboración con la inglesa Leyland que se tradujo en la fabricación del célebre Pegaso Comet, primera serie de grandes modelos de camiones que han hecho historia.
La distribución a nivel nacional de los Pegaso la realizaba la firma Finanzauto, y en Valencia en 1960 su representación la asumía Saica, representante también de Seat y DKW. El esfuerzo que suponía la adquisición de un camión era muy importante, pues 1955 un Pegaso Diésel costaba 553.000 pesetas. frente a las 500.000 que costaba un coche Rolls Royce Silver Wraith, o las 128.000 pesetas de un SEAT 1.400. A modo de curiosidad, señalar que estos camiones, como un Borgward B de 1960, con una carga útil de 1.800 kilos, consumía 9,3 litros cada 100 kilómetros y alcanzaba una velocidad de 75 por hora. Otra empresas históricas en Valencia, como Rafael Almenar, se encargaron de la distribución de los camiones Ebro y, posteriormente, Nissan.
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El desarrollo urbanístico sufrido por la ciudad en la década de los sesenta generó la aparición de muchas empresas especializadas en la ejecución de trabajos de obras públicas, como recuerda el empresario Enrique Tomás, quien adquirió un camión REO Continental de 10 ruedas con motor DAF, que se utilizó durante las obras de construcción de la Pista de Ademuz.
La tradición carrocera valenciana continuó con los años, fundándose en 1970 la empresa Societá Officina Romagnole -SOR- Ibérica en Alzira, gracias a empresarios de origen italiano y un grupo de emprendedores españoles. También destacó en Foios Carrocerías Saur, conocida por el trabajo en autobuses y camiones.
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El transporte de pasajeros, tanto el destinado a prestar el servicio entre diferentes poblaciones -caso de 'La Segorbina', que comunicaba Valencia con Segorbe-, como a los numerosos colegios ubicados en los alrededores de Valencia generó la aparición de muchas empresas, como Capaz, HOSOJU, Guillot, Rutas Sol, Jiménez, etcétera. Éstas, movilizaron gran cantidad de autobuses; durante los primeros años setenta, cuando aún se veían rodar viejos autobuses Leyland con volante a la derecha, que se fueron reemplazando por los Setra-Seida de diseño alemán, o los Pegasos carrozados por Ayats o Van Tool.
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