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Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
La pasión por al automóvil unida a la idea de hacer negocio ha anidado en los empresarios valencianos desde que los primeros automóviles y motocicletas llegaron a nuestra provincia. Muchos lo han intentado, pero muy pocos lo han conseguido, y sólo en cantidades, hasta hoy, muy limitadas, pero no por ello vamos a dejar de recorrer la historia de esta flota de modelos 'Made in Valencia'.
Arrancamos en Algemesí, donde destacó la marca BJR, fundada por Bautista Espluges, quien con la ayuda de sus hijos Juan y Rafael fabricó y equipó a sus vehículos con motor propio de 175 cc. Destacó como fabricante de motos, tractores y motocultores de maquinaria agrícola. Desde los años 60 hasta su cierre en 1996 fabricó más de 40.000 vehículos agrícolas. El último tractor, un Samurai de 60 caballos, se fabricó el 17 de mayo de 1996
En Valencia tuvo su origen la marca Cimera, fundada por José Bolinches Bacete (1910-1959): en 1949 fabricó su primera motocicleta eléctrica (Electro-Boli), así como unos sencillos velomotores. En 1950, afincado en Valencia, fabricó un scooter biplaza, al que siguió en 1952 un triciclo de carga. En 1952, decidió proyecta su propia fábrica y cambiar su nombre comercial al de Cimera. Aprovechando la experiencia en scooters diseñó un utilitario que adoptó forma de triciclo, fabricándose cinco prototipos, todos ellos de dos plazas. Posteriormente, bajo la marca Boli, se fabricaron dos prototipos más, uno de un turismo de 4 plazas y 4 puertas, y una camioneta con caja plataforma abierta, impulsados por motores Derbi de 248 cc.
En enero de 1953 la revista Motor Mundial anunció la inminente fabricación en Ontinyent de la primera partida del modelo Pulga, obra de los mallorquines Juan Llabrés y Vicente Mas; este triciclo estaba equipado con un motor de 125 cc. y su carrocería, elaborada por Carrocerías Gil de Ontinyent, era de dos plazas. El prototipo no tuvo continuidad.
Una gama de coches eléctricos
Muy diferente fue la historia de Industrial de Construcciones Móviles (ICM). Fundada en 1940 por Ernesto Rodríguez Iranzo e instalada en el Grao de Valencia desarrolló el conocido tranvía 'Pájaro Azul'. A mediados de los años 40, se proyectó una gama de vehículos ligeros -autotaxis, electrobuses, camiones, tractores, furgonetas de reparto, etcétera- de tracción eléctrica. En la Feria Muestrario Internacional de Valencia de 1945 se presentaron estos vehículos, así como en la Exposición de Vehículos Eléctricos de Madrid de 1946. Las versiones furgoneta y autotaxi fueron probadas por parte del Parque Móvil de Madrid, pero no lograron apoyo para su producción en serie.
La marca FGL la fundó Francisco Gómez López, vecino de Almoradí (Alicante), que construyó un microcoche entre los años 1958 y 1960. Por imperativo de la Dirección General del Ministerio de Industria, su producción en serie fue descartada, pero tras dos años de trámites y papeleo el FGL Alicante quedó definitivamente matriculado el 14 de febrero de 1961. El coche es una especie de minideportivo descapotable color azul y con tapicería blanca. El coche siguió en propiedad de la familia hasta que, tras su restauración, fue adquirido por el coleccionista americano de micro-coches Bruce Weiner para su colección en USA.
Unos años antes, en 1953, el stand de Talleres José Capilla Hurtado en la Exposición Siderúrgica y Eléctrica celebrada en Madrid mostró varios modelos diseñados por el ingeniero Alejandro Kover y se anunció su próxima fabricación en las instalaciones del citado taller sitas en Valencia, cosa que nunca se produjo.
Otro pionero fue Manuel Mazón Mora (1900- 1972), empresario y fabricante de maquinaria afincado en Elche fabricó un único ejemplar del automóvil que bautizó con su apellido: Mazón, en 1951. Patentado su vehículo, se realizaron gestiones con el Ministro de Industria para estudiar un proyecto de fabricación de varias unidades, cosas que no llegó a autorizarse.
De nuevo en Alicante (Almoradí), se fabricó un nuevo prototipo por parte de Emigdio Ribera Mina. Por imperativos administrativos, su producción en serie quedaba descartada. Su carrocería, inspirada en la del Jeep, estaba elaborada con chapa y prefiguraba el éxito que tendrían los 4x4
La empresa Construcciones Mecánicas Villofentre fabricó en Valencia entre 1956 y 1964 varios vehículos con caja delantera y tracción trasera impulsados con un motor propio de 125 cc.
Un proyecto de futuro
El guante de todos estos pioneros lo ha recogido, a un nivel completamente diferente, el valenciano Domingo Ochoa, fundador e impulsor de Spania GTA tras más de 20 años vinculado al mundo de la competición del motor.
El Spania GTA Spano es un súper-deportivo de más de 900 CV con carrocería y chasis de fibra de carbono, un motor V10 y lo último en tecnología. Un modelo capaz de competir con los mejores deportivos del planeta y que ha sido presentado en salones del automóvil internacionales en países como Suiza, Dubai, China o Mónaco. GTA planea fabricar 99 unidades en Riba-roja del Turia de los diferentes modelos y evoluciones del GTA, con destino a los coleccionistas más adinerados del planeta.
Será sin duda un colofón de lujo a una historia de coches valencianos marcada por las negativas de la autarquía a dar pie a la fabricación de modelos que, con más imaginación, artesanía e ingeniería que medios han sido diseñados en Valencia.
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