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Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
El desarrollo de la náutica deportiva ha estado muy ligado a la existencia de los clubes náuticos. El de Valencia es uno de los más veteranos en España, y su fundación data de 1902. Ubicado en el Puerto de Valencia, el Club dejó esta ubicación en los años 80 para trasladarse a su actual ubicación, con más espacio y menos interferencias en la actividad comercial y lúdica del Puerto. Como Club deportivo, las regatas son una de las máximas del Real Club Náutico, y además de acoger competiciones nacionales e internacionales, el de Valencia se presentó como Challenger de la competición náutica más famosa del mundo, la Copa América, en 1995 con el yate La Rioja y San Diego -Estados Unidos- en el 2000 con el Bravo España en Auckland -Nueva Zelanda-.
Precisamente fue la Copa América la encargada de dar un vuelco a la náutica en Valencia. El 26 de noviembre de 2003 Valencia fue elegida como sede de la 32 edición de la Copa América. El barco defensor de la misma, el suizo Alinghi, se traía al Mediterráneo una regata que en el lago Lehman no podía disputar a cambio de unos 90 millones de euros que la ciudad pagó a Ernesto Bertarelli, el magnate helvético armador de Alinghi.
En seis meses la Copa América pasó de ser una competición conocida sólo para los expertos en vela, a noticia de portada en la ciudad. Y más, de ser una expectativa positiva para Valencia el día del anuncio pasó en 2007 a reunir a más de 50.000 personas en la dársena para animar al Desafío Español en las semifinales ante el Emirates Team New Zealand. Ese día de mayo en que el canal de la Marina Real Juan Carlos I se llenó de camisetas verdes para animar al sindicato que Iberdrola había impulsado con un presupuesto cercano a los 60 millones de euros y que fue capaz de calar en la sociedad valenciana.
Éxito rotundoLa Copa América fue un rotundo éxito para Valencia. Evidentemente el gasto que hizo la ciudad fue muy importante. No sólo fueron 90 millones de canon, sino que se tuvo que afrontar un gran desembolso económico para cambiar la dársena, para convertirla en lo que fue durante ocho años: el mejor espacio para la práctica del deporte náutico en todo el mundo. La inversión que hizo la Comunitat, Ayuntamiento y el Gobierno Central rondó los 2.000 millones de euros. Pero según las cifras oficiales que aportó la Generalitat Valenciana al final de la competición, la celebración de la regata en la ciudad reportó una inyección de gasto sobre la economía valenciana de 2.767,9 millones de euros, que permitió incrementar la renta de la Comunidad Valenciana en 2.724 millones de euros y generar o mantener 73.859 empleos.
Valencia en el mapa Lo que nadie discute es que la Copa América puso a Valencia en el mapa mundial tanto a escala turística como en el plano deportivo, y demostró que los campos de regatas de La Malvarrosa y el de El Saler son excelentes lugares donde competir con un velero. Hasta la fecha, sólo los que venían a competir en el Trofeo SM La Reina que se sigue disputando en el Real Club Náutico de Valencia, conocían las bondades de estos dos campos de regatas.
Pero desde 2004 cuando se celebró en Valencia el primer acto previo de los 13 que se celebraron antes de la competición, los mejores regatistas del mundo comenzaron a ponderar que Valencia había sido una excelente elección para competir. Sin embargo, y a escala anecdótica, ya en 2007, cuando la competición debía comenzar el 16 de abril hubo que esperar cinco días para dar la primera salida ya que la falta de viento estable impedía una disputar las regatas de clasificación de la Louis Vuitton Cup.
Sin embargo, a partir de que la prueba cogió 'carrerilla' y de que las famosas brisas térmicas de Valencia comenzaron a insuflar su viento sobre la ciudad, la flota de once barcos participantes en la competición de desafiantes -también conocida en Valencia jocosamente como 'la regata de los bolsos' por el negocio del patrocinador principal de la misma, Louis Vuitton- cumplió milimétricamente con el calendario establecido, y lo que al principio habían sido críticas a la selección de Valencia, sobre todo por la prensa anglosajona, fue cambiando y al final no tuvieron más remedio que ponderar que Valencia había sido el lugar ideal para la competición.
Valencia vivió su Copa América con pasión. La gente hablaba en los ascensores por la mañana sobre la regata, la competición había calado en la ciudad, que acudía masivamente al puerto a presenciar las regatas en las pantallas y a ver si caía alguna gorra o una camiseta de los patrocinadores de los equipos. Y buena parte de la culpa de la implicación de la ciudad con la competición la tuvo el Desafío Español.
Agustín Zulueta, director general del sindicato, convenció a Iberdrola para patrocinar el proyecto que, aunque no era uno de los principales en presupuesto, sí que fue capaz de alcanzar el corazón de los valencianos. Tanto que llegó a hablarse de la 'marea verde' al ver los aficionados que tenía el equipo en el canal esperando su salida y su entrada del mar para competir en las series de la Louis Vuitton Cup.
Para Valencia fue magnífico que el sindicato español hiciera un buen papel, porque la ciudad estuvo pendiente de la competición y de los regatistas, en su mayoría españoles, que llegaron hasta las semifinales en las que se enfrentaron al Emirates Team New Zealand, que luego sería el rival de Alinghi en la final de la Copa América, y en la que llegaron a arrancar dos triunfos a los kiwis (5-2).
La otra semifinal de la competición fue entre el Luna Rossa y el BMW Oracle. El sindicato italiano barrió por 5-1 a los de Larry Ellison que estaban en pleno proceso de descomposición por el mal ambiente existente entre la tripulación y el responsable del proyecto, el neozelandés Chris Dickson, quien fue fulminantemente despedido tras perder la última manga frente al sindicato de los dueños de Prada, Miucha Prada y Patrizio Bertarelli.
En la final de la Louis Vuitton Cup el ganador fue el sindicato patroneado por Dean Barker y sus compatriotas kiwis que barrió al Luna Rossa de James Spithill, quien pese a la derrota salió muy reforzado de la competición y fichó por el nuevo Oracle.
Monólogo del Alinghi La Copa América se celebró del 23 de junio al 3 de julio en aguas de Valencia. Alinghi ganó la primera regata y las dos siguientes se las llevó el sindicato austral. Lo que parecía que iba a ser una lucha encarnizada se convirtió en un monólogo de Alinghi que ganó las cuatro mangas siguientes y el 3 de julio derrotó definitivamente a los kiwis en una regata que se tuvo que decidir por la 'foto finish'.
Alinghi y Valencia habían triunfado. El primero defendiendo la Jarra de las Cien Guineas, y el segundo convirtiendo la ciudad en un referente mundial para el deporte de la vela y posicionando el nombre de la urbe mundialmente, algo que hubiera sido imposible hacer en un plazo de cuatro años con una campaña de marketing para atraer turismo náutico y que conocía Valencia como sede de la Copa.
Valencia fue durante cuatro años la capital mundial de la vela, y en 2007 esa ciudad que hasta entonces había vivido de espaldas a su puerto se volcó en la Marina con el metro, el cambio urbanístico de la Avenida del Puerto y con la transformación de la dársena en un lugar de uso público. De la Copa ahora queda el edificio Veles e Vents como icono de la competición y como un referente arquitectónico, además de una dársena que, tras ganar un uso social, los valencianos no han abandonado para convertirlo en uno de los puntos de ocio más asiduos de la ciudad.
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