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M. RODRÍGUEZ
Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14
Al descender por la carretera que conduce hacia el circuito, si se desvía un poco la mirada del asfalto, se puede ver lo que un día soñó Ricardo Tormo. El pionero, el precursor, imaginó un lugar donde las generaciones futuras pudiesen practicar el deporte que era su pasión sin exponer su vida entre balas de paja y bordillos. Ese era el motociclismo del primer campeón del mundo valenciano. El de las carreras en pueblos. El que reclamó durante años su Mestalla o su Fonteta. Y lo consiguió. Por eso, sus sucesores tomaron una de las decisiones menos discutidas en toda la historia de la Comunitat. Que el estadio del motor, el epicentro del deporte de la velocidad, luciese para siempre el nombre de Ricardo Tormo.
Y Ricardo Tormo será eterno, a pesar de que se marchase en 1998 tras luchar contra la leucemia. Logró los dos primeros títulos para el motociclismo valenciano, en 50 cc en 1979 y 1981. Sus sucesores, los otros cuatro valencianos con al menos un título mundial de motociclismo, siguen a día de hoy vinculados a este deporte. Jorge Martínez 'Aspar, con cuatro entorchados, 'Champi' Herreros, con uno, y Nico Terol, el último en llegar. El primer rey nacido del castillo que concibió Ricardo Tormo.
El alcoyano, que hoy prueba fortuna en las Superbikes, puso fin a una sequía que se prolongó durante más de dos décadas. Los años áridos en los que no había un criadero de nuevos pilotos. Una etapa por el desierto desde que 'Champi' Herreros se convirtiese en el último campeón de 80 cc sin haber ganado una sola carrera. Aquello sucedió en 1989. Nico Terol no había nacido todavía. El alicantino puso el punto final a la nómina de reyes de 125 en 2011. Se coronó en casa, en el circuito que había concebido Ricardo Tormo. El que lleva su nombre. Y sobre una moto de Jorge Martínez 'Aspar', el más laureado de la Comunitat.
El alcireño es sinónimo de motociclismo. Ahí sigue, vinculado al Mundial con su escudería. La que creó cuando todavía era piloto, en principio, para exprimir al máximo su carrera deportiva. Luego mantuvo la empresa abierta. Y ahí sigue. Año tras año, en el paddock del Mundial los camiones del Aspar Team proclaman orgullosos los cuatro títulos que logró su dueño.
Su leyenda empezó en Guadassuar, al lado de su Alzira natal, con una moto alquilada. Hizo segundo en aquella carrera, en otro circuito donde la seguridad no era ni mucho menos una prioridad. La trayectoria de Aspar fue meteórica hasta convertirse en uno de los pilotos españoles más laureados de la historia, junto a Ángel Nieto. Ambos continúan a día de hoy en el ecosistema que forma el paddock del Mundial. Como leyendas vivas del deporte de las dos ruedas. Luego ha venido la etapa moderna, la edad de oro, con Jorge Lorenzo como avanzadilla y el gran fenómeno, Marc Márquez. Pero ese es ya otro motociclismo. Estos campeones han tenido instalaciones donde entrenar y, a partir de cierto momento, un equipo entero, pendientes de ellos. Han de agradecérselo a precursores como Aspar, Nieto, pero también Champi y Tormo, sin contar a tantos y tantos mitos de otros países.
Aspar se convirtió en el gran dominador de la categoría de 80cc entre 1986 y 1988. De Márquez se dijo la temporada pasada que barajaba compaginar el Mundial de MotoGP con el de Moto2 en busca de nuevos retos. En el motociclismo moderno se considera que esto es una temeridad. Hay demasiado en juego. Los pilotos, sobre todo los punteros de la categoría reina son una máquina de fabricar dinero a los que hay que cuidar al máximo. Aspar sí fue capaz de ganar dos títulos en un año.
En 1988 hizo doblete. Además de 80, se alzó con el título de 125. Al año siguiente llegó la legendaria carrera de la República Checa. Motociclismo en estado puro, y ya con las cámaras de Televisión Española como testigos. La victoria fue para Herri Torrontegui. Un pero detalle. Aspar y Champi hicieron el mejor trabajo de equipo perfecto, puede que el más preciso en la historia del Mundial. Entre los dos le hicieron la vida imposible a Peter Oetl. El alemán creía haber sobrevivido a la pesadilla que le impusieron las Derbi, pero se despistó un segundo y lo pagó carísimo. Se fue al suelo a 800 metros de la meta, dejándole el título en bandeja al valenciano de adopción.
Porque Manuel 'Champi' Herreros, por mucho que naciese en Villarrobledo, se considera valenciano por los cuatro costados. Esboza una sonrisa desde el momento que pisa la instalación que lleva el nombre de su amigo Ricardo Tormo. Aquel día de otoño de 2011 no le cabía en la cara.
«¿Cómo no me voy a alegrar? Yo lo he sido durante 20 años, ya era hora de que viniese otro. ¡Demasiado ha tardado!», respondía cuando se le preguntaba si no le daba morriña que Nico Terol fuera ya el último campeón valenciano. En aquella sobremesa de 2011, el alcoyano había tocado el cielo. Su rival, Johan Zarco, se fue al suelo en el último servicio para la causa del primer asfalto, el que se colocó en pista cuando se construyó el circuito de Cheste.
La caída del francés fue un alivio para todos, pero sobre todo para Terol y Aspar, piloto y team mánager, que en las últimas carreras habían visto cómo se complicaba un Mundial que parecía en el bolsillo. Pero finalmente uno y otro paladearon la gloria. Para el alcireño, campeón en cuatro ocasiones y ganador como jefe de equipo con diferentes pilotos, aquella victoria fue distinta.
Seguramente el culmen de una trayectoria que empezó en Guadassuar, cuando tenía sólo 16 años. Había llevado de la mano a un piloto amasado en la escuela de pilotos surgida al abrigo del Circuit y, para colmo, el título se consiguió en la instalación que lleva el nombre de su amigo Ricardo Tormo. Por un día, estuvieron junto de nuevo los cuatro. Los tres pioneros (los propios Tormo y Aspar, junto a Champi) y el icono de la nueva generación, Nico Terol. Todos ellos triunfadores en cilindradas pequeñas.
Ahora el reto ha de ser fabricar un rey en la categoría reina. Pero esa ya es otra historia y tiene pinta de convertirse en tarea para otra camada de pilotos. Porque pese a la crisis, no dejan de surgir niños que sueñan un día erigirse en el quinto campeón valenciano. Ahora en el Mundial están Héctor Barberá, quien pelea por poner en valor la subcategoría Open, y Jorge Navarro. El de La Pobla de Vallbona corre con la estructura de Emilio Alzamora. ¿Será él? ¿Ha nacido ya? Tormo, Aspar, Champi y Terol ya esperan al quinto rey valenciano.
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