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El gran capó esconde un motor de seis cilindros en línea con turbo y en posición longitudinal, como los BMW clásicos.
BMW 840i: La versión real de 'Gran Turismo'

BMW 840i: La versión real de 'Gran Turismo'

bmw 840i ·

Para muchos es solo un videojuego, para otros, una forma de entender la vida, recorriendo con elegancia y a todo confort kilómetros de placer en los que el viaje es la excusa para disfrutar al volante

Alex Adalid

Valencia

Martes, 4 de enero 2022, 12:30

Gran Turismo es hoy en día una frase mágica para los técnicos de marketing. El poder del videojuego creado por el japonés Kazunori Yamauchi y que ha marcado a una generación de 'gamers' es tal que cuando Sony llama a las puertas de los fabricantes de coches, estos ponen la alfombra roja con un prototipo digital diseñado en exclusiva para el juego...

A muchos, todo esto nos suena a chino, y aunque le dimos al 'Out Run' en los recreativos, a partir de entonces encontramos más placentera la conducción natural que la digital, y para nosotros un 'gran turismo' es un coche con el que el viaje es el pretexto para disfrutar al volante y, cuanto más largo, mejor.

Los coches que llamamos 'gran turismo' –de ahí provienen las siglas deportivas GT– no deportivos con los que abrazar curvas y circuitos, sino coupés confortables, rápidos, serenos, de alta cilindrada y potencia, equipados al máximo y con los que parar a repostar lo mínimo... una especie en extinción, aunque aún quedan ejemplares muy dignos en todas las varias de lujo: Ferrari, Maserati, BMW, Mercedes... y creo que paramos de contar, al menos en Europa.

Un GT con estirpe

Nos detenemos hoy en el BMW Serie 8, el sustituto del Serie 6 y uno de los coches que mejor responden a ese concepto 'gran turismo' de disfrutar del recorrido tanto como del destino. Para ello ofrece un diseño espectacular, firmado, en su versión Gran Coupé de cuatro puertas, por el diseñador español Jacobo Domínguez, formado en el Máster de diseño de la Universidad Politécnica de Valencia. Con líneas muy proporcionadas y un estilo deportivo y elegante el 840i se convierte en una máquina de conducir, pero no de tomar curvas, sino de devorar kilómetros a un ritmo endiablado.

Interior muy completo y con gran facilidad de uso.

El diseño convence, y es que este BMW es el último en incorporar la parrilla tradicional de la marca antes de que el fabricante pasara a las de tipo vertical, más controvertidas. Esta parrilla se aplica tanto al coupé como al cabrio, el cuatro puertas y a las versiones deportivas M.

En cuanto a mecánicas, la unidad que probamos es el 'básico', si puede llamarse así a un seis cilindros en línea turbo de tres litros con casi 350 caballos de potencia enviados al eje trasero. Lo que más destaca este motor es su suavidad, refinamiento y bajísimo consumo para las prestaciones que ofrece. Será muy difícil superar los 10 litros de promedio a cualquier velocidad, algo que dice mucho del trabajo que la marca realiza en sus motores.

Eso sí, la etiqueta es la 'C'. ya que es una de las pocas mecánicas de la marca que todavía no tiene sistema micro híbrido, que en España le daría la etiqueta eco de la DGT, un detalle muy habitual en otros modelos de la marca, incluso con motor gasolina.

Cada vez más lujoso

En cuanto al interior, todo es confort y eficacia. El cambio de ocho velocidades se lleva perfectamente con el motor, con una palanca de cambios que nos permite el uso manual, al igual que las levas tras el volante. La ergonomía es muy buena, y el coche responde a signos gestuales para cambiar, por ejemplo, de emisora de radio. Además tiene sistemas como el 'reversing camera' que permite desplazar el coche marcha atrás de forma automática, realizando el último recorrido de 50 metros, muy útil, por ejemplo, para salir de una plaza de parking de difícil acceso.

Impresionantes asientos delanteros.

En carretera da gusto acelerar a fondo y, ya que no podemos correr –tiene la velocidad máxima limitada a 250 por hora, por si algún día viajamos a Alemania–, sí disfrutar de los 333 CV acelerando hasta los cien por hora en 5,2 segundos. Todo ello lo consigue con un consumo homologado de ocho litros que, en el uso real, apenas supera los nueve cada cien kilómetros... menos incluso que muchos SUV de gasolina gracias a una trabajada aerodinámica y a que el coche en sí es muy bajo y corta muy bien el aire.

Es en esos momentos cuando se aprecia la serenidad y el confort, la perfecta absorción de las suspensiones, la precisión de la dirección, el buen tacto de frenos y muchos detalles más que hacen que pensemos que este coche difícilmente puede ser mejor para este cometido... algo que puede que sea así, ya que la siguiente generación de estos modelos podría ser totalmente eléctrica o, al menos, híbrida.

Pasamos al capítulo de precio, y es que por un poco más de cien mil euros este coche no es económico, pero supone una alternativa a los habituales SUV, es mucho más cómodo en carretera, hace menos ruido, consume bastante menos y es igualmente cómodo. Penaliza en espacio, ya que tanto las plazas traseras como el maletero son obviamente más pequeños, pero aún así se convierte en un coche muy elegante y atractivo con el que realizar grandes kilometrajes.

Podemos optar por motores más potentes, con tracción total, V8, turbodiésel y un poderoso M con nada menos que 625 CV de potencia pero, francamente, no creemos que ninguno de ellos otorgue la pureza de un seis cilindros en línea y la suavidad al volante de este 'sencillo' modelo, en el que se cumple la máxima de menos es más. Eso sí, puestos a ser disfrutones, tanto el cabrio como el cuatro puertas nos parecen de lo más llamativo en su categoría...

Casi cinco metros de largo y un enorme maletero para este deportivo.

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