Borrar

Gracias Carlos, de corazón

CARGANDO BATERÍAS ·

Alex Adalid

Valencia

Martes, 23 de enero 2024, 12:44

Corría el año 1990, tenía yo quince años e iba al instituto, cuando Carlos Sainz ganó su primer mundial de rallyes. Fue en noviembre, y me acuerdo porque además de la emoción, recorté un par de fotos de la revista 'Autopista' y me imprimí una camiseta con las mismas, camiseta que me puse varios días presumiendo e campeón y agarrando un resfriado 'de campeonato'.

Después nos ha dado tantas alegrías y emociones que es difícil nombrarlas todas. Ese título del 91, perdido injustamente cuando era el que más rallyes ganó en la temporada, el nuevo título de 1992, más que merecido. El terrible e inexplicable paso a Lancia en 1993, rompiendo una racha ganadora, algo que nunca jamás debe hacerse, como también comprobó años después Fernando Alonso. Y después, una exitosísima carrera en los rallyes que le llevó a Ford, Subaru, de nuevo a Toyota y a Citroën, ganando rallyes con todos ellos y estando a punto de conseguir algún título más, como aquél perdido a vista de meta con el famoso 'trata de arrancarlo' de Luis Moya.

Retirado de los rallyes, le picó el veneno del Dakar, que ganó en 2010 con Volkswagen, después de rehacerles medio coche, y podría haberse ido a casa tan tranquilo, pero no solo no fue así, sino que ganó en 2018 con Peugeot y 2020 con Mini, empujando a otros pilotos a probar suerte en el Desierto, del malogrado Colin McRae a su amigo Fernando Alonso o al genial Sebastian Loeb, 'monstruo' de los rallyes y ahora de los raids... además de caballero sin límite de cortesía.

Ayer Sainz ganó otro Dakar, y yo me sentí como aquél chaval que se puso una camiseta con sus fotos, tan feliz, que casi no me puedo creer que Sainz siga ganando, y para colmo su hijo es el único que contestó en 2023 el dominio de Red Bull. Gracias Carlos, de corazón.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Gracias Carlos, de corazón