Políticos, nos jugamos mucho

Permítannos que entremos en campaña, y eso que somos poco dados porque de política ya recibe el ciudadano tantísima información que estamos más que saturados, pero las próximas elecciones son importantes, y nos vamos a permitir un consejo para los candidatos: dejen de atacar al automóvil.

El símbolo del progreso y la libertad en los siglos XX y XXI está siendo acosado por muchos estamentos, y aunque algunas de las acusaciones tienen fundamento, como la contaminación, burdamente sobrepasada por algunos fabricantes en el llamado 'Escándalo de los Diésel', los fabricantes han dado un giro tecnológico de tal calibre que en pocos años todos tendremos coches eléctricos en nuestro garaje, alimentados por una energía que cada vez más tiende a ser limpia, renovable e incluso generada por los propios usuarios a través de paneles solares en sus casas. Ahora bien, aun con todo eso, el automóvil está siendo atacado como el mal de todas las ciudades: adiós tráfico, peatonalización, 'superislas'... hasta los coches clásicos empiezan a ser mal vistos por algunos ¿por qué? Porque muchos políticos creen que queda muy bien en la agenda eliminar el automóvil, y muchos ciudadanos pican el anzuelo, más en este mundo de cosas blancas o negras en el que se tienen a eliminar los demás colores.

El problema no es solo que no podamos conducir nuestros coches, esto no va a suceder, el problema es que con esta actitud nos se espantan las inversiones y nos quedaremos sin industria, sin empleo, sin riqueza y convertidos en un parque turístico para los países que sigan apostando por incentivar la movilidad individual como herramienta de progreso. Así que, permítanme un consejo candidatos, y candidatas, no maltraten a los automovilistas.