Carreras electrificadas y divertidas

El mundo de la competición siempre ha sido el banco de pruebas para los coches de calle. Allí nacieron los frenos de disco, se perfeccionó el turbo, los cambios secuenciales, la multitud de botones en el volante, lo último en aerodinámica, la fibra de carbono… y la electrificación no va a ser ajena a la evolución que imprimen las carreras.

Si cuando nació la Fórmula E, hace apenas siete años, los pilotos tenían que cambiar de coche en lugar de repostar por lo poco que duraban las baterías, hoy en día la electrificación está ya en casi todas las categorías mundiales. Los organizadores de la Fórmula E –españoles– han creado un campeonato de 4x4 eléctricos llamado Extreme E y ya planean uno de lanchas rápidas. En el Dakar hemos visto a Carlos Sainz compitiendo con un eléctrico de autonomía extendida, en el que la electricidad la genera un motor de carreras que, en cambio, no es el que mueve el coche, y llegamos así a los coches de rallyes con lo que este pasado fin de semana se disputó el Rally de Montecarlo. Hacerlos eléctricos es imposible hoy en día, por la gran cantidad de energía que consumen, pero sí se han convertido en híbridos, sin perder la emoción de lo que debe ser un rally. Nos alegramos tanto por esto como porque sea lugar de pruebas de futuras tecnologías que se aplique a los coches 'de calle'.

La resistencia y su carrera estrella, Le Mans, ya camina también hacia los híbridos e incluso el hidrógeno, mientras la Fórmula 1 apostó tímidamente por un sistema híbrido en el campeonato que no ha dado grandes resultados ni en ecología ni en espectáculo, y este es un punto clave hoy en día.

Por supuesto que queremos carreras más 'eco', pero sin perder la esencia de la competición ni, sobre todo, el espectáculo de las carreras.

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