El cine y el coche eléctrico

Que la gala de los Goya no tiene una gran audiencia, por mucho que digan las televisiones, lo demuestra que la burrada que soltó ese magnate tan particular que se llama Jaume Roures, pasara casi inadvertida. El hombre tuvo a bien decir que «la cultura es tan estratégica como el coche eléctrico», y se quedó tan a gusto.

Obviamente a todos nos gusta el cine, un lugar sensacional donde pasar nuestros ratos de ocio, bien sea en las salas o, en los últimos tiempos, desde el sofá. Allí gastamos, en la taquilla o en la suscripción, un dinero que ganamos trabajando, y lo ganamos en empleos que generan un riqueza esencial: alimentación, transporte, automóvil, turismo... precisos para poder disponer de dinero para nuestro tiempo de ocio.

En España, una de cada diez personas trabaja en un empleo vinculado con el automóvil y la movilidad: fábricas de coches y de componentes, transporte, talleres, concesionarios, gasolineras, centros de mecánica rápida, recambios, aseguradoras, peritos... la lista es ingente, lo que significa que al menos una de cada diez personas que van al cine obtiene su salario trabajando en este sector estratégico. El cine, que nos encanta, no puede decir lo mismo, por eso comparar ambos sectores es mezclar churras con merinas, propio de alguien desconectado del mundo real.

En el mundo real, miles de personas están trabajando para que Ford pueda continuar en Almussafes, para que la fábrica de baterías de Volkswagen pueda venir al Puerto de Sagunto, para que existan cada vez más cargadores para coches eléctricos, para que las emisiones se reduzcan con cada nuevo modelo y para que todos los que trabajamos en el mundo del automóvil, tengamos trabajo y, gracias a ello, podamos ir tranquilamente al cine.

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