C5X, el espíritu de los grandes Citroën

El fabricante francés vuelve al segmento de los coches familiares convencionales, con el nuevo C5 X, heredero de las grandes berlinas Citroën y que, en plena efervescencia de los SUV como el Aircross de la propia marca, ofrece una propuesta más 'tradicional' con un 'crossover' de 4,8 metros de largo y portón trasero. Su dinámica carrocería, unida a una altura hasta el suelo mayor de lo normal y las llantas de 19 y 20 pulgadas, ofrecen una estética original y novedosa,

La imagen delantera se inspira en la del nuevo C4, que tanto está gustando, y da paso a un lateral de tipo familiar o 'shooting break' y una trasera muy musculosa, un diseño llamativo típicamente Citroën. En el interior destacan los grandes asientos delanteros que bajo la denominación de 'Advance Comfort', ubican al conductor siete centímetros más alto que en una berlina tradicional y que en algunas versiones ofrecen regulación eléctrica. En el centro del salpicadero aparece una pantalla de 12 pulgadas con reconocimiento de voz y conexión al móvil inalámbrica, y detrás del volante se ofrece un cuadro de instrumentos digital complementado por un 'head up display' en color, que ofrece mucha información. En el interior hay bastantes huecos portaobjetos y la apariencia general es buena, aunque sin llegar a crear un entorno premium para mantener un precio competitivo.

El equipamiento, desde la versión más asequible, está a un buen nivel con dispositivos como el control de ángulos muertos laterales, 'top vision 360' para el aparcamiento, 'rear cross traffic alert', que nos advierte de un vehículo que circula transversalmente cuando salimos marcha atrás de un aparcamiento, etc.

Ofrece conducción semiautónoma de nivel 2 con al sistema 'highway driver assist', que mezcla el regulador de velocidad adaptativo con función de parada y arranque en atascos el mantenimiento de carril.

La habitabilidad para sus cinco ocupantes es buena, con buen espacio para rodillas y altura para los pasajeros. No se viaja tan amplio como en un C5 Aircross, pero sí mejor que en cualquier berlina, sobre todo en las plazas traseras, muy cuidadas.

Los motores disponibles son los gasolina 1.2 turbo de 130 CV y 1.6 turbo de 180 CV, ambos con cambio automático, y el híbrido enchufable con el mencionado motor gasolina 1.6 y un motor eléctrico para una potencia conjunta de 225 CV. La parte eléctrica cuenta con una batería de 12,4 kilowatios que ofrece una autonomía eléctrica de 50 kilómetros.

Con tres niveles de acabado, y una buena dotación en la versión de arranque, los precios parten desde los 30.900 euros.

Para el primer recorrido elegimos el más alto de gama el C5X híbrido enchufable que se distingue del resto, no solo por sus características eléctricas, sino también por la suspensión activa 'citroën advanced comfort' con amortiguadores progresivos hidráulicos, que ofrece tres noveles de dureza diferentes: normal, el utilizado con los modos de conducción 'electric' e 'hybrid'; 'comfort', que se vincula al modo de conducción del mismo nombre, y 'sport', que es mucho más firme. Con la batería casi llena, el indicador nos ofrece una autonomía eléctrica de 35 kilómetros, y vamos a rodar unos 115, por lo que comenzamos nuestro recorrido con el modo híbrido, que activa el motor de gasolina si denota que el consumo del eléctrico puede ser excesivo como, por ejemplo, a partir de 135 por hora. El C5X recarga de forma discreta en frenadas y reducciones ampliando la autonomía.

Nos ha gustado el tacto del volante, los mandos 'normales', que no digitales de los elementos de calefacción, su caja de cambios automática y, no tanto, que en ninguna versión, se disponga de un regulador de la altura del cinturón de seguridad para el conductor y acompañante.

Al terminar nuestro itinerario, con una conducción normal en unas zonas de curvas y con bastante tráfico, nos quedan 2 kilómetros de autonomía eléctrica y el consumo total es de 4,9 litros a los 100 km. Lo que habla bien a las claras de la efectividad de este sistema. El C5X dispone de una función denominada 'e-save', que nos permite guardar toda la batería o parte de ella de cara a un posterior uso eléctrico, por ejemplo en el centro de la ciudad.

Sin duda esta versión nos pareció muy acertada por su suavidad y confort de marcha, aunque el incremento de peso por su batería –pesa un total de 1.800 kilos, 250 más que los C5X de gasolina– aumentan las inercias en algunas zonas de bajada, en las que hay que estar más atentos al trazar alguna curva.

Para nuestro segundo itinerario nos decidimos por el motor 1.6 turbo de 180 caballos, que nos ha parecido una delicia, tanto en lo que respecta al confort de marcha, como a sus prestaciones. Nos ha gustado especialmente la información que facilita el 'head up display', que se puede modular muy fácilmente en altura, así como sus múltiples y claras indicaciones en color y 3D. El consumo fue de 6,5 litros cada 100 kilómetros, muy ajustado para una berlina de este tamaño.

Citroën ha puesto en el mercado un producto que se sale de la mayoría de las tendencias actuales, pero que ofrece muchas posibilidades, tanto por su buena capacidad para un uso familiar, como prestaciones, consumos y bajas emisiones. En el mercado español vendría muy bien que las versiones gasolina tuvieran tecnología micro-híbrida para contar con etiqueta 'eco', incluso el diesel sería una buena opción para un coche tan 'rutero', pero el mercado manda, y el C5X continua con la senda de grandes berlinas que recuerdan a los Citroën CX, el XM, el Citroën C6 o la última generación C5, coches 'diferentes' en los que el confort en largos viajes lo es todo, una larga tradición en Citroën.

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