¿Llegan los peajes a la ciudad?

Ojo con la noticia, porque tiene miga. Valencia, con unos dirigentes que no saben peatonalizar la plaza del Ayuntamiento, que no saben reorganizar el tráfico para que el público pueda seguir yendo al Mercado Central, que han liado una espantosa obra en la plaza de la Reina y a la que un auditor ha sacado los colores por los peligros de la calle Colón para ciclistas y patinetes, quiere cobrar peaje por entrar en la ciudad. Olé.

La idea es que, en lugar de restringir el tráfico en el centro de la ciudad a los coches de mayores emisiones, como hacen todas las grandes ciudades europeas a la par que se incentivan ideas tan buenas como el ‘car-sharing’, aquí lo que se propone es un peaje para todos, un peaje que pagarían en mayor medida aquéllos que tienen que llegar a la ciudad todos los días a trabajar en su coche, todo un disparate. El objetivo, dicen, es incentivar el transporte público. Supongo que nadie comprueba cuantos de esos coches se utilizan por puro placer, porque la mayoría de la gente que puede ir en transporte público, lo utiliza, y quién usa el coche para ir al trabajo lo hace, sobre todo, por obligación. Bien porque las líneas habituales no cubren su recorrido, bien porque después del trabajo deben recoger a niños o atender a mayores o por cualquier otro motivo. Pero la rueda está en marcha y, con fondos europeos, se está estudiando la viabilidad de cobrar a todo el que entre a la ciudad. La medida difícilmente podría salir adelante, aunque cosas más raras hemos visto. Supondría la desaparición definitiva del comercio del centro, dejando una ciudad ‘libre’ para que la tomen únicamente los turistas, esos que, a pesar de la opinión de muchos, siguen nutriendo el centro de las ciudades. Los de los coches, nos iremos a otro lado, al tiempo.