Mercedes A45 AMG: El compacto más radical

Hace ya muchos años –en 1999, nada menos– Porsche presentó el 911 Turbo de la generación 996 con un motor bóxer de seis cilindros, tres litros, doble turbo y 420 CV, una bestia difícil de domar para cualquiera que no estuviera muy cualificado en esto de la conducción. Ahora, unos veinte años después, probamos este Mercedes Clase A AMG con la misma potencia, que marca un nuevo récord entre los coches de su tamaño y que, aunque no es un coche para todo el mundo, sí lo es para una gran mayoría de conductores, capaces de domar su potencia con la tracción total, caja de cambios de doble embrague y siete marcas y un funcionamiento espectacular.

En su afán por rejuvenecer la marca, Mercedes ha ampliado la gama AMG hasta modelos como este Clase A, escalón de acceso a la familia deportiva de la marca. Casi todos los Clase A llevan un pack estético AMG muy atractivo, pero este se nota que es el 'pata negra'. Grandes llantas, altura muy baja, suspensiones que 'abren' ligeramente las ruedas para mejorar el agarre y detalles aerodinámicos como los 'flaps' delanteros o un gran alerón posterior no dejan lugar a la imaginación. Las llantas son enormes, de radios muy finos a través de los que se ven unos frenos tamaño XL dispuestos a detener el coche de ipso facto.

Si por fuera enamora, por dentro el ambiente es espectacular, con sus juegos de luces, salidas de aire, pantallas y un precioso volante de piel vuelta que da gusto coger para poder disfrutar de la conducción, sentados en unos bacquets que nos agarran por la parte baja de la espalda. El sonido del motor es realmente atronador, cerquita de los motores de carreras, especialmente en el modo 'sport'. Levantamos el capó para ver lo 'justito' que cabe todo y observar una bonita barra entre las suspensiones para aumentar la rigidez de la carrocería.

Es hora de conducir y el 'wrom-wrom' acompaña cada pisotón del acelerador con cambio de marchas. Este Clase A se pone en los cien por hora en menos de 4 segundos y, si seguimos acelerando, alcanza los 270 por hora y podríamos salir en portada de los telediarios, algo muy lejos de nuestra intención, así que disfrutamos acelerando y recuperando velocidad mientras su sonido nos masajea agradablemente los tímpanos.

En carreteras viradas el coche es muy emocionante. Aunque la suspensión es dura, hay balanceo en la carrocería, lo que permite percibir hasta dónde llega su agarre antes de deslizar, y disfrutar así al volante. Patina un poco el eje delantero cuando nos pasamos de velocidad en la entrada de las curvas lentas e, igualmente, hay que acelerar con tacto para que la tracción total haga su trabajo a la salida de las mismas. A pesar de que un coche con tracción trasera tiene una conducción más pura, este AMG se disfruta tanto con su aceleración de pequeño cohete como enlazando una curva con la siguiente.

El Clase A es tan potente y diferente que se sale de su categoría para competir con coupés y deportivos de otras marcas. Frente a ellos ofrece la sencillez de un compacto sumamente efectivo con el que podemos circular a diario y divertirnos muchísimo en tandas de circuito o en rutas de fin de semana.

Su precio, 77.000 euros, lo convierte en el compacto más caro del mercado y, a la vez, en el AMG más barato, ya que la marca lanzará un AMG One de 2,5 millones de euros. Es cuestión de perspectiva, pero está claro que Mercedes ha conseguido que todos deseemos estar al volante de sus modelos, especialmente los AMG.