Mitsubishi Outlander PHEV: El primer samurái

Empezar a andar un camino que nadie ha recorrido no es fácil, pero eso es lo que hizo Mitsubishi en 2013, con el lanzamiento de la tecnología híbrida enchufable precisamente en este modelo, el SUV Outlander. Con los años todo ha ido mejorando en este coche, y esta tecnología se ha hecho tan popular que ahora está presente en casi todas marcas, tanto mejor para el modelo japonés.

Recordemos brevemente en qué consiste este tipo de mecánica. El Outlander tiene un motor de gasolina de 2.4 litros y 135 CV conectado a las ruedas delanteras, y uno eléctrico de 85 CV a las traseras, alimentado este por una batería de 14 kilowatios que permite una autonomía eléctrica de 50 kilómetros. El coche es, por tanto, eléctrico cada vez que recargamos, de gasolina cuando se termina la batería, híbrido si lo dejamos en modo automático, ya que la batería se va recargando y entra en funcionamiento cuando es oportuno, y de tracción total cuando combinamos la potencia de los dos motores. La mayoría de los híbridos enchufables del mercado toman este sistema, aunque algunos son solo de tracción a un eje, normalmente el delantero, al poner el motor eléctrico junto al cambio, y siempre con etiqueta cero de la DGT.

Aunque el Outlander mantenga su nombre y carrocería, durante estos años se ha renovado prácticamente en todo: diseño más vanguardista, interior más lujoso y conectado, motor de gasolina más potente y parte eléctrica con mayor autonomía, y todo ello por un precio mejor que en su lanzamiento, ya que ahora se puede comprar desde 31.700 euros gracias a la reducción de precio de las baterías, las ayudas del Plan Moves –hasta 2.400 euros– y la financiación de la marca.

A primera vista el coche sigue imponiendo. Los últimos retoques le han dado un nuevo aire al frontal, mientras en la zaga se nota más su veteranía. Las formas cuadradas permiten un gran espacio interior, algo que notamos nada más abrir la puerta. En esta versión tope de gama el cuero de buena calidad con un bonito diseño en rombos aporta el toque de lujo, y al volante todo respira calidad. La amplitud es la norma tanto delante como detrás y, el maletero, con apertura eléctrica del portón, tiene 500 litros de capacidad ampliables a 1.600.

En marcha y en modo eléctrico, el Outlander se mueve con suavidad pero también con fuerza, activando el motor de gasolina si así lo requiere. Cuando se agota la batería inicia su marcha el motor de gasolina, un 2.4 de 135 CV con el que el Outlander va bien servido de fuerza a bajas y medias revoluciones. Podemos ir a buen ritmo a costa de subir los consumos, que no son un disparate, pero que alcanzan los diez litros cada 100 kilómetros en carretera.

En marcha es suave y la suspensión sujeta bien el coche, pero no es un modelo para ir rápido en carreteras de curvas, sino para mantener un buen ritmo con silencio en todo momento. Si nos adentramos por caminos, la altura es razonable y el coche tiene tracción total, interesante si la vía está mojada o hay nieve en el trayecto.

Su cualidad final es el precio. A la venta desde unos 31.700 euros, su tarifa está más cerca de los modelos familiares que de los SUV del mismo estilo. Ese precio compensa su veteranía y nos permite disfrutar de la etiqueta cero en un coche amplio y viajero.

Este Outlander aporta presencia, tamaño, alta calidad y una demostrada fiabilidad de la marca pionera en esta tecnología, y si queremos este rendimiento en un formato más moderno, el Eclipse Cross ya está a la venta con esta misma mecánica.