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Imaginen que se compran una casa muy cercana al aeropuerto. Cuando la compran, ese aeropuerto ya está ahí, ya saben que van a tener ruido y, aun así la compran.

Imaginen que después de comprarla, culpan del ruido de los aviones al aeropuerto que, recordemos, ya estaba ahí.

Pues esto es un poco similar a lo que está pasando con el mítico circuito madrileño del Jarama. Cuanto se inauguró el trazado allá por el año 1967 el propio circuito era lo único que podíamos ver desde el aire en un radio de muchos kilómetros. El circuito del Jarama estaba en medio de la nada y no molestaba a nadie, pero con el paso de los años las construcciones de casas han ido a más, y ahora esta pista de San Sebastián de los Reyes está rodeada de urbanizaciones de lujo.

Pues algunos vecinos, que compraron su casa a sabiendas de estar cerca de un circuito, iniciaron un proceso de denuncia por el ruido que se generaba el Jarama. Y, aunque parezca mentira, la denuncia de dos vecinos ha llevado a que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 11 de Madrid anulase en primera instancia la licencia de actividad del circuito. No es una sentencia firme y el Jarama recurrirá, pero es un sinsentido que puede terminar con la vida de un circuito histórico tanto para el motociclismo como para el automovilismo internacional.

Esta situación parece sacada de la serie televisiva 'La que se avecina'. Pero hay algo que le da un punto más picante todavía: si compras una casa cerca de un circuito, su valor es menor en el momento de compra por razones obvias, entre ellas, el ruido. Pero, ¿y si cesa la actividad del circuito? ¿Si desaparece el circuito cuánto subirá el valor de esas viviendas que ya no tendrán esos problemas iniciales del momento de compra? Más claro, agua.

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lasprovincias 'La que se avecina' en el Jarama