En octubre de 2023 la Unión Europea comenzó a investigar las ayudas del Gobierno chino a los fabricantes de automóviles eléctricos de este país asiático con el objetivo de saber si estas ayudas iban a condicionar el mercado en Europa y, por ende, a perjudicar a los fabricantes europeos. El pasado 12 de junio se hicieron públicas las conclusiones de este estudio, así como los aranceles, que se han aplicado de forma diferenciada por marcas según las ayudas recibidas y sólo a sus coches con tecnología eléctrica.

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A partir del 4 de julio comienzan a aplicarse de forma provisional los aranceles a marcas como BYD con un 17,4 por ciento, el grupo Geely con Polestar o Volvo con un 20 por ciento, así como a SAIC, con el que MG o Maxus, entre otras, sufrirán un arancel del 38,1 por ciento. Otros fabricantes que han cooperado con la UE han recibido un arancel del 21 por ciento. En el pasado, Europa aplicaba un diez por ciento de impuestos a los coches que llegaban de China, mientras que el país asiático aplica un 15 por ciento de arancel a los automóviles europeos. Con estos nuevos aranceles del viejo continente, ahora se entra en una fase de negociación entre la UE y China que se determinará el próximo mes de noviembre.

Alemania y Suecia están en contra de esta medida, España y Francia a favor. Hay diversidad de opiniones y muchas dudas sobre la guerra comercial que puede provocar: ¿China tomará represalias con otro tipo de productos llegados desde Europa? ¿Construirán las marcas chinas fábricas en Europa?

La guerra comercial está abierta, eso sí, debemos recordar que esta medida afecta a los eléctricos, por lo que los coches de combustión llegados desde China los seguiremos viendo a precios muy competitivos en España.

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