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Empieza 2025 y, con ello, empieza el año en el que la normativa CAFE de la Unión Europea entra en vigor con nuevas cifras.

Si no saben de qué trata esta normativa, básicamente la Unión Europea pone un límite de 93,6 gramos por kilómetro de emisiones de dióxido de carbono de los coches vendidos por cada marca en territorio europeo. Si los fabricantes incumplen con esta cifra, la multa es de 95 euros por cada gramo excedido, y eso si hablamos de miles y miles de coches vendidos... se traduce en que pueden provocar multas multimillonarias para las marcas. Y esta cifra de gramos por kilómetro de CO2 irá bajando con el paso de los años.

De nuevo, desde la UE se impone y se multa, pero no se tiene en cuenta a los que verdaderamente saben sobre el mercado: a los propios fabricantes.

Las marcas ya han invertido miles de millones en producción de vehículos eléctricos, pero en Europa el mercado de los coches de este tipo sigue estancado. ¿Qué van a hacer las marcas? ¿Afrontar multas por un mercado que no arranca? ¿Malvender una gran cantidad de eléctricos para evitar multas aún teniendo pérdidas? ¿Reducir drásticamente la producción afectando esta a puestos de trabajos y fábricas?

Mientras nosotros seguimos con este debate en una de las industrias más importantes en Europa, nuestros rivales asiáticos y americanos siguen comiéndonos la tostada.

Esto puede provocar un gran daño en la industria pero, de nuevo, los fabricantes están haciendo todo lo posible para adaptarse a estas exigencias que llegan desde Bruselas.

Vender un coche nuevo y dejar atrás uno viejo ya es reducir las emisiones de las ciudades, pero parece que no es suficiente. Así, obligan a las marcas y obligan a los consumidores.

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lasprovincias El temor a las multas de 2025