Sir Norman Foster, con el automóvil

En estos tiempos de locos para el mundo del automóvil, es extraordinariamente gratificante ver como una exposición de coches se convierte en portada nacional, y eso que no se celebra en la capital que todo lo acoge, sino en Bilbao, referencia, gracias al Museo Guggenheim, en arte moderno. Y de eso va esta exposición, de arte, porque el automóvil es mucho más que una herramienta de movilidad, es un elemento que existe en nuestras calles y carreteras, forma parte del entorno urbano y social, y merece ser bien diseñado, para alcanzar, en algunos casos, el status de arte.

Nos agrada especialmente que sea sir Norman Foster quién haya elegido los coches para esta exposición, gran parte de ellos de su colección personal, para ser expuestos en España, en una expo que va a pulverizar los récords en el Museo bilbaino. Y nos alegra porque, aunque seguro que aquí hay comisarios y entidades que hubieran hecho una selección muy adecuada, el hecho de que lo haga uno de los mejores arquitectos del mundo supone un hecho relevante, y es que en España, y especialmente en Valencia, parece que empezamos a considerar el automóvil como un estorbo, cuando en realidad es el elemento clave de la movilidad hoy en día, elemento que ha revolucionado nuestra forma de vivir, y el que nos permite una libertad extraordinaria.

Esto nos lleva –seguro que lo veían venir– a nuestra ciudad, casi 'negacionista' en lo que al automóvil se refiere, con unos políticos que, al parecer, nunca han necesitado el coche para ir a trabajar, a ver a un familiar o a acudir a un evento. Ahora disfrutan de coche oficial pero, para los que no lo tenemos, sería saludable que empezaran a ver el automóvil como lo que es: una herramienta útil, necesaria, cada vez más avanzada y, en algunos casos, incluso arte.

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