Ford Tourneo Custom Active: Preparado y aventurero

Pocas veces tenemos la oportunidad de ponernos al volante de furgonetas de tamaño medio o monovolúmenes grandes de pasajeros, y la marca del óvalo nos ha permitido tomar contacto con los Tourneo Custom Active que, además de poder tener un diferencial mecánico de deslizamiento limitado, presumen de un cierto aspecto SUV.

Esta versión ofrece dos variantes, una de transporte de mercancías panelada con tres plazas delante, y otra acristalada para ocho ocupantes. En ambas hay dos medidas disponibles de carrocería 4,97 y 5,34 metros de longitud. Los modelos Active se distinguen por un exterior inspirado en los SUV, incluyendo llantas de aleación exclusivas de 17 pulgadas, rejilla Active, revestimiento adicional en los pasos de rueda, laterales de la carrocería, paragolpes trasero y barras de techo de serie.

El emblema Active de la parte trasera se complementa con insignias Active en cada lateral. Para los usuarios que busquen una capacidad suplementaria en condiciones de conducción más difíciles, el Tourneo Custom Active también pueden incorporar el diferencial de deslizamiento limitado mecánico. Este diferencial transfiere automáticamente el par del motor en condiciones de bajo agarre a la rueda con más tracción,

Esta Tourneo Custom Active está equipada con ocho asientos individuales que permiten múltiples variantes para adaptarse a las necesidades de cada momento: se pueden extraer y plegar, y los centrales son giratorios. Los puntos de montaje de los asientos pueden utilizarse para montar bastidores en el vehículo para transportar bicicletas con mayor seguridad.

En el salpicadero destaca la pantalla de ocho pulgadas con el sistema multimedia de Ford. También, tiene un sistema wifi independiente –gratuito los tres primeros meses– que puede dar servicio a diez dispositivos diferentes y ofrece, tanto de serie como opcionalmente, múltiples ayudas a la conducción similares a las de sus nuevos turismos.

Las series Active están disponibles desde 47.250 euros, y se ofrece con tracción delantera y un motor diésel 2.0 de 185 CV. Las cajas de cambios son automáticas o manuales de seis velocidades, y opcionalmente ofrece también la tecnología micro-híbrida de 48 voltios y, por tanto, con la etiqueta eco de la DGT.

Durante una jornada de fuerte lluvia, tuvimos la oportunidad de probar las dos versiones por carreteras de Madrid. En ambas, la zona de conductor y pasajero está muy bien resuelta con una amplia visibilidad hacia adelante y de los retrovisores.

La posición muy alta de conducción con el asiento calefactable, que se agradece en un día frío e inestable, nos permite adoptar una buena postura ante el volante, aunque la sujeción lateral en estos tramos virados deja algo que desear. Este motor, no demasiado silencioso, empuja con brío y ofrece una conducción suave, en incluso, en zonas urbanas, su larga carrocería de desenvuelve con soltura, y con las ayudas al aparcamiento, la maniobra de aparcar resulta muy sencilla.

Lógicamente con el piso muy mojado y en zonas viradas y bacheadas, hay que conducirla con más cuidado, aunque nos sorprendió la escasez de balanceos y la eficacia de sus frenos en todo momento, así como el buen hacer de los controles de estabilidad, de tracción y el extra del diferencial de deslizamiento limitado que hemos comentado anteriormente. En cuanto a los consumos, conduciendo a un ritmo medio y con mucho tráfico no bajaron de 8,4 litros a los cien.

Nos ha gustado especialmente la versión de ocho plazas, tanto por sus buenas prestaciones, como por su modularidad y habitabilidad, lo que puede convertir a este monovolumen en uno de los mejores dentro de las opciones disponibles en el mercado, que en el caso de poder circular por terrenos más complicados son muy escasas.