El primer coche eléctrico de Fiat no podía ser otro más que el 500, su modelo más vendido y el coche urbano de más éxito en Europa. Pero para convertirlo en ecológico la marca no se ha andado con medias tintas, y ha hecho un coche totalmente nuevo con mecánica únicamente eléctrica.
Todo eso se nota en la plataforma técnica, que permite integrar una gran batería de 42 kilovatios en un tamaño de 3,6 metros. Es el resultado de una autonomía de 320 kilómetros –cifra para la que otros coches necesitan baterías de 50 kilovatios– con un motor de 120 CV.
El diseño es tan italiano como siempre pero más vanguardista y sofisticado. algo que llega también al interior, elegante y sin detalles superfluos, con un cambio de marchas por botones que, excepto en las maniobras en las que hay que insertar la marcha atrás, se maneja con facilidad. Iniciamos la marcha y de inmediato nos sorprende la agilidad y el confort de marcha, además de su silencio. Nos adentramos en la V-30 y circulamos por ella con agilidad. Su velocidad máxima de 150 por hora, limitada para evitar grandes consumos de batería, no la alcanzamos en ningún momento, pero en los límites legales no pierde fuelle, aunque la agilidad no es la misma que hasta 50 por hora.
El 500 permite dos modos de conducción, uno sin apenas retención de marcha, similar la de los coches de gasolina y que es la que más nos gusta, y otro con más retención que permite recuperar más batería, además de un tercero por su vamos 'secos' de carga que reduce las prestaciones.
Al volante el cuadro de mandos es muy útil, con una pequeña pantalla que indica velocidad y datos de consumo y carga, y una pantalla multimedia de gran tamaño que se maneja fácilmente. Detrás caben dos niños, ya que los adultos irán apretados, y el maletero, con 185 litros, es suficiente para el día a día y justo para viajar.
Volvemos a callejear en la urbe y destaca el radio de giro pequeño y la agilidad para movernos con rapidez. Nos apena que el 500 no tenga ningún logotipo 'eléctrico' porque nadie alrededor sabe que este coche lo es, y se pierde así el 'efecto llamada' que podría tener sobre clientes.
El 500 eléctrico es caro para ser un 500 pero barato para ser eléctrico. Cuesta menos de 30.000 euros en esta versión de 120 CV, 25.000 en una con menos autonomía y potencia y, en la versión más potente y recomendable se puede elegir como cabrio o con una puerta trasera 'extra'. La batería permite que estemos toda la semana sin 'repostar' y, en cargadores públicos recarga a 11 u 85 kilovatios según el cargador.
Si buscamos un eléctrico como segundo coche para usar solos, en pareja o con niños pequeños, este es el más recomendable.
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