Todos los Mach 1 llevan las franjas negras y un nuevo kit aerodinámico.

Ford Mustang Mach 1: El penúltimo deportivo de una nueva era

FORD MUSTANG MACH 1 ·

En plena electrificación Ford lanza un modelo para apasionados de la gasolina con un V8 de 462 CV listos para convertir cada trayecto en sonrisas y diversión sin precio

Alex Adalid

Valencia

Lunes, 26 de julio 2021, 14:08

La carretera de Marbella a Ronda es una de las mejores de España para conducir de forma deportiva. Una sucesión de curvas de todo tipo, con asfalto recién renovado, pero que recorren día a día cientos de coches y también de camiones que llevan materiales de las numerosas canteras de las montañas que recorre a las insaciables promociones de viviendas que jalonan la costa del sol malagueña... o al terreno que Gibraltar le está ganando al mar.

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Por eso es conveniente madrugar, y aunque no lo hemos conseguido del todo –las noches de Marbella pueden ser muy canallas– afrontamos los primeros tramos con el sol no muy alto y el tráfico poco denso. El motor V8 del Mustang Mach 1 resuena metálico. Es tan obvio que un 'muscle car' tiene que tener este tipo de mecánica que Ford nunca trajo a Europa el V6 y finalmente descatalogó el 2.3 turbo. El V8 de cinco litros rinde 462 CV, 12 CV más que en el GT.

Su entrega de potencia nos engaña ya que, en lugar de tener muchos bajos y 'morir' en altas revoluciones, como buen motor americano, este parece de carreras. Hasta tres mil vueltas mueve el coche con gorgoteo y buen sonido, pero sin mucha sensación de fuerza. A partir de ahí despierta hasta las seis mil vueltas –rinde sus 430 Newtons de par motor a 4.900 revoluciones– y después estira hasta las 7.500 desarrollando su máxima potencia un poco antes. Es difícil mantener el coche tan alto de vueltas, especialmente en el modelo automático, pero en este recorrido con el cambio manual sí nos mantenemos por encima de tres mil vueltas, que es donde despierta la adrenalina.

Con todo, el motor y su tracción trasera no son lo mejor del coche. Lo mejor es que empuñamos una caja de cambios manual y, ¡menuda caja! Se trata de una Tremec, marca americana de cambios de competición que, con seis marchas, tiene un funcionamiento duro, mecánico y delicioso. Así que ahí andamos, sin saber si dejar la tercera y disfrutar de su soberbia recuperación entre tres mil y seis mil vueltas o meter segunda y disfrutar del aullido de sus altas revoluciones.

Metemos segunda, trazamos una de las cerradas curvas y pisamos la mitad del gran acelerador –todo es grande en este coche de 4,8 de largo– haciendo que la trasera deslice ligeramente redondeando la curva. En mi mente aparece Robert de Niro diciendo eso de «eres bueno amigo, tú eres muy bueno», pero en realidad el control de estabilidad de este Ford permite cierto derrapaje antes de entrar en acción.

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Un poco más de fe hay que tener en las curvas de amplio radio porque, aunque el coche apoya con decisión, la dirección no tiene el máximo de confianza. Las rectas en cambio se las come con patatas, sin un atisbo de duda en aceleración, de hecho hace el 0-100 en 4,4 segundos.

Interior cómodo, equipado y de calidad.

Deportividad sin agobios

Paramos en una venta antes de llegar a Ronda, queremos que el coche respire, pero lo más agotado ahora mismo somos nosotros, el Mustang parece listo para seguir devorando kilómetros de altas prestaciones con un alto confort para sus ocupantes.

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El interior tiene grandes asientos que recogen bastante bien el cuerpo, un volante redondo y XL y un tablier con todo lo que hay que tener, tan fácil de usar que hasta un 'boomer' podría entender sus funciones. Los asientos traseros son tipo Porsche 911, pero la ventaja frente al alemán es que aquí sí caben palos de golf en el maletero, punto clave en esta 'costa del golf' malagueña.

Volvemos a ponernos al volante y el navegador nos lleva por un recorrido mucho más ratonero, con curvas muy cerradas en una carretera estrecha de tráfico a veces denso. Aquí tomamos con fuerza el volante y apretamos el trasero. El asfalto está muy bacheado y brillante, con mucha goma a la que se suma el polvo de la montaña y una legión de furgonetillas tipo C15 que hacen de chicanes móviles. El Mustang deja sentir sus enormes neumáticos, derrapa ligeramente, busca tracción entre los baches, respira cuando se endereza en las cortas rectas y nosotros disfrutamos, a pesar de no ser su terreno favorito.

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Llegamos a Marbella, una de las ciudades donde ver unos cuantos Ferrari antes de desayunar es más o menos normal, y el Mustang gira bastantes cabezas. Los conductores de los premium descapotables nos sonríen, un motero nos alza su pulgar, el conductor de un Lamborghini Urus iguala su capo al nuestro antes de acelerar. En un semáforo, el niño del coche de al lado nos pide con gestos que aceleramos. Lo complacemos y él sonríe, nosotros sonreímos y el tráfico a nuestro alrededor también lo hace. ¡Qué felicidad!

62.300 euros nos separan de poder sonreír cada día. Todo con la garantía de un servicio oficial Ford, con la posibilidad de un cambio automático de ¡diez marchas! por tres mil euros más y por la incierta creencia –que podemos utilizar para convencer a los amigos, padres o pareja– de que este modelo subirá de precio en unos años sin los altibajos del Bitcoin, ya que es el último V8 manual a la venta en Europa.

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¿Será cierto? Yo diría que no, porque no es una serie limitada y porque el Mustang tiene muchas series: Bullit, Mach 1... y quizá algún futuro 'last edition', Le Mans o semejantes. Lo que sí es cierto es que por ese dinero, este es el mejor deportivo que podemos comprar en España, el penúltimo coche de una era que contaremos a nuestros nietos.

Cuatro salidas de escape y nuevo difusor en una trasera sin 'mustang'.
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