Las prisas, la Euro 7 y el hidrógeno

Que la Unión Europea se ha apresurado con sus planes de implantación del coche eléctrico es un hecho, pero cuando se creó esta normativa algunos fabricantes, especialmente los alemanes, que habían estado mintiendo sobre las emisiones de sus coches y que esperaban multas grandísimas, no pusieron objeción alguna a la temeridad de la Unión. El resultado de aquéllas falsedades, del susto de los productores y de la normativa europea lo vamos a sufrir todos: los usuarios ya con menos coches y mucho más caros, algo que no se ha visto acompañado por la subida de sueldos y que nos va a llevar a menos ventas, un parque más viejo, más inseguro y más contaminante. Los gobiernos, con el cierre de fábricas, de las que van a sobrar una cada tres en Europa... y puede que nos quedemos cortos. El nuevo escollo es la normativa Euro 7, que obliga a los fabricantes a una reducción tan radical de emisiones de los motores que a muchos les va a salir más rentable parar las fábricas y despedir al personal, y ojo porque están afectados casi todos los que se producen en España, pequeños y medianos principalmente, y que podrían dejar de fabricarse al no alcanzar las emisiones mínimas que exige la Unión Europea.

Otra quimera es la del hidrógeno, de la que todo el mundo habla pero nadie tiene ni idea. Los que hemos conducido coches con este combustible sabemos lo lejísimos que están hoy del público particular, incluso del profesional o de empresas: lentos, pesados, de repostajes complicados y con un gran coste de compra y energético, mucho tiene que avanzar esta tecnología para que sea masiva, que podría serlo, pero nada que podamos comprar con certeza antes de diez años, y para colmo el lío de los combustibles sintéticos, y es que no hay nada peor que las prisas...