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El color de lanzamiento no puede ser más acertado para este modelo.

Probamos el espectacular BMW XM: Todo a la vez en todas partes

BMW XM ·

Más de 600 CV, motor V8, etiqueta cero, un poderoso diseño y un lujosísimo interior dan lugar a un SUV que nadie esperaba, pero que nos encanta

Alex Adalid

Valencia

Lunes, 12 de febrero 2024, 12:25

En el Salón de Frankfurt de 2007, BMW presentó el 'X6 Concept', una versión del SUV X5 convertido en coupé de cuatro puertas con una trasera deportiva, y a la mayoría nos apareció media sonrisa. ¿Quién iba a querer un SUV deportivo? Desde luego, si se atrevían a lanzarlo, en la marca se lo iban a 'comer con patatas'... el coche llegó en 2008 y, como diría la chavalería de hoy en día, BMW 'sabía cosas', porque el pelotazo fue inmenso, y no solo se vendió muchísimo el X6, sino que se creó un nuevo segmento, y hoy en día toda marca que se precie, especialmente las premium, tiene versión coupé de sus modelos SUV, algunos nacen directamente como coupés y este tipo de silueta ha llegado incluso a coches populares. En resumen, el X6 fue un bombazo global de los que pocas veces suceden.

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Adelantamos el reloj hasta el 2023, cuando BMW presenta el XM, sí, han leído bien, el mismo nombre que aquel modelo que tuvo Citroën en los años noventa. Ahora el XM es un BMW de la serie X, es decir, un SUV, pero diseñado por M, la división deportiva de M y, ¿cómo casamos todo esto? Pues, como en la película 'Todo a la vez en todas partes' uniendo todo lo que funciona hoy en día en el mercado del automóvil: SUV, deportivo, lujo, confort, prestaciones, etiqueta cero, motor V8, electrificación... ¿qué más podría tener este coche? Para nosotros un acierto mejor que realizar una versión coupé del X7.

Impresionante mecánica

Las credenciales son alucinantes: motor V8 4.4 litros biturbo con 490 CV, un motor eléctrico de casi 200 CV extra para una potencia combinada de 653 CV, tracción total, autonomía eléctrica sin emisiones de 83 kilómetros, de 0 a 100 en 4,3 segundos y una velocidad máxima limitada a 250 por hora, que podemos desbloquear para alcanzar los 270 km/h.

La combinación del lujoso tapizado, el volante M y lo último en tecnología es perfecta.

La carrocería es un filón de miradas, con una enorme parrilla delantera iluminada y redondeada de color bronce, unos afilados faros y una carrocería larga y baja para ser un SUV, muy llamativa y con unas enormes llantas que, en esta unidad, llegan a las 23 pulgadas de diámetro. El BMW tiene todo tipo de recursos estéticos, como una línea que recorre el lateral por las puertas, salidas de escape trapezoidales, logotipo grabado en la luneta... es, sin duda, uno de los coches más llamativos del mundo, y eso que aún no hemos pasado al interior.

En el mismo nos espera una mezcla nueva entre lujo, clase y deportividad. Contorno de cuero 'vintage', un tono azulón para los asientos y tapizados, baquets con todo tipo de relieves y regulación eléctrica, una muy buena pantalla central unida a un moderno cuadro de relojes y un volante en el que destacan dos botones de color rojo y las levas del cambio en carbono, como en el BMW M4.

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Diseño 'de interiorista'

Todo parece dispuesto para pilotar, pero estamos en un SUV, así que habrá que mirar bien las plazas traseras, que tienen dos cojines extra por si queremos echar una cabezadita: tapizados que se extienden por los laterales y mucho espacio, aunque sin exageraciones. El maletero tiene una capacidad de 527 litros, que están bien, pero no son los 750 litros del BMW X7.

Detrás, tan cuidado como delante.

Es hora de conducir, y aunque este enorme coche pesa casi 2.800 kilogramos, avanza con gran agilidad incluso en modo eléctrico. El motor 'eco' se sitúa en la transmisión y, por tanto, también es un 4x4 cuando se mueve con cero emisiones. Anuncia 83 kilómetros de autonomía con una batería de casi 30 kilovatios-hora que se recarga a una potencia de 7,4 kW de máxima, por lo que nos llevará cuatro horas en el mejor de los casos recuperar el total de la batería. Supera los 130 por hora en modo eléctrico y, en recorridos habituales, hemos realizado unos 60 kilómetros con 'cero emisiones'. Se disfruta mucho más cuando se activa el motor V8, algo que podemos hacer con los modos de conducción, las levas del cambio o acelerando a fondo en cualquier momento.

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Todo un M de BMW

El V8 ruge como debe rugir, con una marcha decidida que catapulta al XM a una velocidad enorme de manera rápida. Aquí se empiezan a notar las casi tres toneladas, y necesitamos unos buenos frenos, aunque hay que pisar el pedal con ganas. El coche es sorprendentemente ágil, y ahí se empiezan a notan cosas que pocas veces vemos en coches 'normales', que provienen de BMW M y que empiezan a justificar el alto precio de este SUV: la dirección es a las cuatro ruedas y las estabilizadoras son del tipo activo, es decir, se endurece su unión al chasis, o se 'activan' cuando tomamos curvas de forma rápida. La suspensión en sí es dura, y si bien no es un coche incómodo, tampoco es una 'alfombra mágica', este es otro de los puntos donde más notamos que es un coche de la gama M de BMW, y es que es más incómodo que un X7 o un X5… como debe ser, por mucho que los clientes busquen confort incluso en siluetas genuinamente deportivas.

Sofisticada trasera donde ya no aparece el logo de BMW en el centro.

Cuando cogemos curvas dan ganas de no creerlo, porque el XM tiene una agilidad, precisión y rapidez que chocan con su tamaño. Sudamos un tanto, y está claro que los frenos no van a aguantar un par de puertos de montaña dándolo todo pero… cómo va este coche. Si llevamos pasajeros hace rato que se habrían quejado y, para ir solos, por montaña, no parece el coche más adecuado, como tampoco creemos que sea un 'M' para ir al circuito.

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Un precio muy exclusivo

El coche, desde el punto de vista estético y como propuesta, es fantástico, y la marca, en lugar de hacer un X7 coupé se ha sacado de la manga un coche mucho más atractivo. Se fabrica en América y se venderá sobre todo allí, en China y en Oriente Medio, aunque algunas unidades llegarán a Europa y, por supuesto, a España, donde goza de la famosa etiqueta cero de la DGT. El precio es muy alto, algo menos de 180.000 euros sin opciones, e incluso hay una versión aún más potente, con 750 CV, por 200.000 euros, que nos hace pensar en que 'ya puestos'... pero tenemos que saber lo que compramos.

Cinco metros de largo, dos de ancho y un gran espacio interior.

Este XM es algo incómodo y no tan amplio como nos dice su tamaño exterior, y, si somos muy quisquillosos, será mejor comprar un X5 para la familia –o un X7– y un BMW M2 para ir de curvas los fines de semana. Pero si queremos ese 'todo a la vez en todas partes' , el BMW XM es nuestro coche, sobre todo si nos sobran unos 190.000 euros y queremos presumir de coche, de etiqueta y de autonomía eléctrica.

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Para nosotros, la osadía de BMW tiene premio, y este coche se va a vender muy bien en todo el mundo… ¿tanto como para crear una nueva categoría? Eso solo lo dirán las ventas y el tiempo, pero si no estuviéramos en época de coches eléctricos, al XM pronto le saldrían rivales.

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