Secciones
Servicios
Destacamos
A la catástrofe humanitaria que supone la invasión de Ucrania, se suma la económica que, tal como se preveía, ya estamos sufriendo, aunque con mayor virulencia de lo esperado porque muchas multinacionales energéticas aprovechan la guerra para subir sus precios por encima de lo tolerable. Es lo que hay, los beneficios mandan y siempre terminamos pagando los mismos, con consecuencias a todos los niveles.
La industria del automóvil ya empieza a estar afectada en todos los sentidos. Para empezar Ucrania, con unos bajos costes salariales, era un lugar de suministro de diferentes componentes para automóvil, como cableados y otras piezas que ya han parado líneas de producción ya a medio gas por la falta de 'chips' procedentes de Asia.
A ello se suma que Ucrania es también productor de muchos de los metales pesados que llevan las baterías de los coches eléctricos, lo que terminará subiendo sus precios. El encarecimiento de los combustibles va a subir el transporte de los coches y va a terminar limitando su uso y, para colmo, hay algunas compañías con una gran exposición al mercado ruso cuyas cuentas van a caer de forma importante, y que querrán extraer los beneficios que antes se obtenían de allí de otros mercados o partidas, todo un desbarajuste en este mundo global.
Lo más bonito, en cambio, es ver los cientos, quizás miles de españoles que, poniendo dinero y medios de su bolsillo, están llevando ayuda humanitaria en furgones, camiones y coches a la frontera con Ucrania, trayendo de vuelta a familias enteras que huyen de la guerra para ofrecerles en sus casas el mejor cobijo posible ante el peor trago de sus vidas. Son esos gestos los que nos hacen olvidar nuestros 'problemas de primer mundo', por graves que sean.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.