5 razones por las que debes comprar un coche automático

Lo primero que debemos tener claro es que la mayoría de los conductores que han probado durante algunos kilómetros un coche automático, no han vuelto a querer saber nada de esa máquina de tortura con pedal de embrague. Tiene lógica pensar que, si nos gusta que el coche encienda los limpiaparabrisas automáticamente, eso de tener que pisar un pedal y mover una palanca miles de veces en un atasco es poco razonable.

Pero bueno, vamos a ver cinco datos que nos dejarán claro que, en la mayoría de los casos, la mejor alternativa es el automático.

Tenemos el prejuicio de que los coches automáticos son más tragones que los manuales. Esto se debe a que la mayoría de los coches que se vendían con cambio automático eran modelos de lujo y con grandes cilindradas porque eran más caros y, además, porque efectivamente los cambios antiguos eran poco eficientes.

Gracias a los avances técnicos, los cambios automáticos actuales tienen varias leyes de funcionamiento y modos de conducción económica que son muy eficientes. Además, la mayoría dispone de sistemas que mejoran todavía más los consumos como la rueda libre para rodar a vela o incluso los que apagan el motor mientras llanean.

Sólo conductores muy expertos pueden igualar en consumos a estos sistemas de cambio automático y no siempre.

Puede que a ti te encante conducir, pero para muchas personas el coche es una máquina estresante que les acelera el pulso cada vez que se ponen a sus mandos. Según varias pruebas realizadas por médicos, los conductores de coches automáticos tienen un pulso más calmado y unos indicadores de niveles de estrés con valores un 25% más bajos que los que conducen coches manuales.

Además de un menor nivel de estrés, los conductores de coches automáticos pueden concentrarse más en los aspectos realmente importantes del tráfico en lugar de perder la atención en el control del propio vehículo, especialmente en ciudad.

«Es que a mí me gusta conducir y el automático me parece aburrido». Seguro que alguna vez has oído esta excusa. Bien, vamos a darla por buena, pero al que te la diga pregúntale: «¿Dónde usas más el cambio, en ciudad o en carretera?». Seguramente te dirá que en ciudad. En carretera lo más frecuente es meter quinta o sexta y tirar millas por la autovía hasta que llegas a la siguiente ciudad y sus atascos.

Bueno, en ciudad dudo que nadie disfrute pisando miles de veces el pedal del embrague, moviendo una palanca, arranca, para, vuelve a arrancar… al final acabas con la pierna molida (sobre todo si no te sabes sentar correctamente al volante).

Si te apetece cambiar de marcha en carretera, con el automático puedes hacerlo, así que no echarás de menos eso de mover una palanca (o una leva en el volante) y cambiar de marcha en el automático. Seguramente es más probable que valores no tener que usar constantemente el embrague en cada atasco que lo que puedas perder de diversión en una carretera de montaña.

En la actualidad, los cambios automáticos son tan eficaces que son más rápidos que la inmensa mayoría de los conductores. Incluso aunque hablemos de pilotos de competición, los cambios automáticos son más rápidos de reacciones. De hecho, en competición apenas se usan ya cambios con pedal de embrague.

En coches de muy altas prestaciones, los cambios de marchas se suceden tan rápido que para muchos conductores es frecuente llegar a cortar inyección por sobre régimen antes de que les dé tiempo a pasar a la siguiente marcha. Los coches automáticos actuales ofrecen cifras de aceleración y recuperación mejores que los manuales en la mayoría de los casos.

No nos engañemos. La mayoría de los conductores no usamos correctamente la caja de cambios del coche. Circulamos en marchas más largas de lo que le conviene al motor o más cortas de lo que es recomendable para los consumos. Hay muchas malas costumbres que estropean el embrague (como quedarnos con una marcha metida en el semáforo pisando el embrague hasta que se pone en verde) o dejamos la mano apoyada en la palanca de cambios para desajustar la timonería del cambio, etc.

En un coche automático basta con poner la palanca en D para que él haga todo el trabajo durante el viaje o en D y R para maniobrar. Tenemos dos pies y dos pedales, lo complicado es tener tres pedales y dos pies.