Renault y Mitsubishi, de la mano

El fichaje de Luca de Meo como director ejecutivo de Renault sigue dando sus frutos. Pongámonos en antecedentes: la marca francesa compró una participación mayoritaria en Nissan en 1999, y tras años de éxito conjunto, la alianza, a la que se sumó Mitsubishi, tocó el cielo en 2017 al convertirse en número uno mundial del ventas. Pero la alianza quedó muy tocada con la detención en 2018 de su CEO, Carlos Ghosn, en Japón.

A partir de ahí Nissan, Renault y Mitsubishi se fueron separando no en su accionariado, pero sí en su dirección, quedando Mitsubishi, la última en llegar a la alianza, en cierto fuera de juego.

En 2020 Renault fichó a Luca de Meo, que le había dado la vuelta a Seat en apenas cuatro años, para enderezar el rumbo, y aunque el pasado año las pérdidas fueron récord, bajo su mando no hay puntada sin hilo, y lanzó un ilusionante plan 'Renaulution' para revitalizar la marca, con el nuevo Renault 5 eléctrico como bandera. Lo negativo de esa plan es que Renault va a fabricar menos coches, y ahí es donde Mitsubishi ha entrado en escena.

La marca japonesa tiene una potente red y clientela en Europa, pero no tiene modelos pequeños que cumplan con la reducción de emisiones que exige la normativa europea, así que la renovación de su gama llegará de la mano de Renault, que ha ofrecido a su aliada plataformas y capacidad de producción para dos nuevos modelos con los que completar su gama.

Las dos fábricas de Renault en España están bien posicionadas para producir ambos coches, seguramente SUV con motor híbrido, una excelente jugada por parte de De Meo que, a la vez, ha vendido su participación en Mercedes con una importante plusvalía para empezar a encarar una recuperación difícil, pero apasionante.