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Jueves, 25 de mayo 2023, 04:10
La Dirección General de Tráfico (DGT) siempre insiste en que la única tasa segura es 0,0% ya que, aún con tasas de alcoholemia dentro de los márgenes legales permitidos, nuestro riesgo de provocar un accidente puede verse incrementado. Así, cualquier conductor, a cualquier hora o en cualquier carretera, puede ser sometido a un control de alcoholemia o drogas.
Por norma general, se llevan a cabo en controles preventivos, campañas especiales, en accidentes o para investigaciones. En los controles preventivos, los agentes de Tráfico detectan una conducción alterada por las drogas o el alcohol. Pueden realizar una de las pruebas, o ambas, a su criterio, en función de los síntomas que presenta el conductor. Son los más frecuentes.
Los controles policiales tienen como objetivo prevenir la conducción bajo los efectos del #AlcoholYOtrasDrogas.
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) May 20, 2023
Un aumento del nº de controles lleva aparejada una reducción en el nº de siniestros con víctimas. #CeroRiesgos
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Durante campañas especiales, periódicamente, la DGT y las policías autonómicas y locales ponen en marcha campañas especiales para intensificar el control del consumo de alcohol y drogas en conductores. O incluso se pueden dar pruebas aleatorias. Los conductores son elegidos al azar y los resultados se utilizan en estudios epidemiológicos del consumo de alcohol y drogas.
Asimismo, todos los involucrados en un accidente pueden ser sometidos in situ a la detección de alcohol y drogas, también peatones y ciclistas, siempre que su estado permita realizarles las pruebas. La presencia de alcohol y drogas puede ser causa del siniestro y un agravante al establecer las sanciones. En 2020, el 23% de las pruebas de drogas realizadas tras un accidente fueron positivas.
Entre los distintos motivos para realizar controles, el preventivo es el más habitual. Cuando los agentes de la Agrupación de tráfico de la Guardia Civil (AGTC), formados específicamente para la detección de drogas, detectan síntomas de conducción alterada en un conductor, le realizan la prueba y le informan sobre el procedimiento y las posibles consecuencias de un positivo y de negarse a realizar la prueba. Habitualmente, en primer lugar se suele realizar la de alcoholemia.
Cuando la alcoholemia es negativa, el conductor puede continuar la marcha. Pero también puede ser sometido a control de drogas si presenta síntomas: «Las drogas depresoras producen cansancio, apatía, enrojecimiento de ojos, y una forma de hablar pastosa. Cuanto más consumo, más afectan al equilibrio y la coordinación.
En cambio, las sustancias como la cocaína activan, producen un comportamiento nervioso y el habla se embarulla», explica Juan Carlos Hernández, sargento de la AGTC. «Si están muy afectados por las drogas puede ser sancionados por vía judicial, pero la mayoría de las sanciones son administrativas», añade.
Así, los test de drogas se realizan sobre una muestra de saliva del conductor y detectan cinco tipos distintos de droga, siendo el cannabis y la cocaína las más frecuentes. Cuando el test en carretera confirma la presencia de drogas, es necesaria una prueba de confirmación en un laboratorio.
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