Restricciones en Valencia, ya en camino

Tenía que llegar, porque hay un decreto ley que obliga a ello, pero confiábamos en que la pereza que envuelve al Ayuntamiento de Valencia haría que se implantara la norma en el último minuto y, aunque no va a ser así, al menos si que hemos tenido un mayor periodo de gracia que en otras ciudades.

Hablamos de las zonas de baja contaminación, que ya existen en Madrid o Barcelona y que aquí están a un pasito de implantarse. En este momento se están comprando las cámaras necesarias –casi diez millones de euros de fondos europeos, no crean– para poder controlar y multar a todo el que entra o salga del centro de la ciudad sin permiso o sin la etiqueta adecuada.

Lo que nos espera es, primero, la Zona de Bajas Emisiones –ZBE– en las que solo podrán acceder vehículos con un determinado tipo de etiquetas y, cuando los índices de contaminación sean altos, restricciones para casi todos los demás. El panorama es que, sin etiqueta de ningún tipo, será difícil acceder al centro si ese es nuestro objetivo, así que todo aquél que vaya a comprar coche, sea nuevo o de ocasión, debe mirar el tipo de etiqueta que tiene su modelo y, muy importante, pegarla también en el parabrisas para evitar confusiones.

Esto impulsará las ventas de eléctricos e híbridos enchufables, pero para reducir la contaminación de manera notable hace falta un plan que incluya, sobre todo, al transporte público –buses, taxis y VTC– y a los vehículos de reparto, ya que son estos los que están más horas circulando por el centro de las ciudades. Cualquier actuación en este sentido mejoraría mucho las ventajas que tiene una zona de bajas emisiones, necesaria, pero quizás con más postureo que efectividad, como lo de quitar nucleares para comprar gas ruso.