Kia Sportage: Conexión con el futuro
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El SUV familiar se convierte en un eslabón entre la tecnología actual y los futuros eléctricos, con los híbridos como principal novedad y una calidad y equipamiento premium desde 23.000 eurosSecciones
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El SUV familiar se convierte en un eslabón entre la tecnología actual y los futuros eléctricos, con los híbridos como principal novedad y una calidad y equipamiento premium desde 23.000 eurosEl mercado del automóvil camina en Europa hacia el coche eléctrico, al que llegaremos de forma total en 2035, cuando la Unión Europea prohíba la venta –no la circulación– de coches de combustión. Pero mientras llegan los eléctricos de forma masiva, nos quedan muchos años en los que nos moveremos con modelos gasolina o diesel, así que ¿Cómo hacer esta transición hacia las nuevas tecnologías reduciendo las emisiones y llegando a todo tipo de clientes y precios? El Kia Sportage es uno de los coches que mejor se adapta al momento, con todo tipo de mecánicas con un diseño excepcional y una calidad y tecnología premium.
Hablaremos primero del diseño porque, aunque no es lo más destacado dentro de tanto innovación, es lo que más llama la atención. Kia ha cambiado su estrategia, y si antes el frontal tipo 'nariz de tigre' se aplicaba a todos sus coches, ahora la marca quiere que cada modelo tenga una identidad diferente... y el Sportage la tiene, y eso que las dos generaciones anteriores ya eran un completo acierto. El nuevo no conserva rasgo alguno del bonito diseño actual y estrena una parrilla frontal enorme, largos faros led y, como novedad en su clase, un techo en color negro combinado con ocho de los doce colores disponibles. Los acabados GT Line apuestan por la deportividad y, para ser sinceros, no hay ni rastro del coche campero que algún día fue el primer Sportage.
Los 4,51 metros de largo se aprovechan muy bien en un interior que combina los botones convencionales con muchos mandos llegados desde el eléctrico EV6, como la consola central con cambio de marchas giratorio para los modelos automáticos o una pantalla central realmente grande que se gira ligeramente hacia el conductor. El confort es de primera, así como el equipamiento, con detalles que ya tenía anteriormente, como los asientos calefactables en todas las plazas, ventilados en las delanteras y un amplio etcétera de detalles. Hay un salto, otro más, en calidad interior y un diseño refinado que hace que el ambiente sea, directamente, el de un modelo premium de gama alta, con detalles muy cuidados como un perchero para la parte trasera o las tomas USB de recarga originalmente ubicadas. El maletero, con apertura eléctrica y más de 540 litros en todas las versiones, va sobrado, y roza los 600 litros en los motores más básicos.
A nivel técnico cuenta con muchas mecánicas con etiqueta Eco. De hecho, sólo hay dos que no la tienen: el gasolina 1.6 turbo de 150 CV y el diésel 1.6 de 116 CV, los dos con caja manual y tracción delantera. A partir de ahí se ofrece el mismo motor gasolina con 150 o 180 CV, sistema micro-híbrido, etiqueta eco, tracción delantera o 4x4 y cambio manual o automático. Lo mismo podemos decir del diesel, que se ofrece con 136 CV, etiqueta eco y varias combinaciones técnicas que incluyen la tracción total, y que es el mejor motor para hacer más de diez o quince mil kilómetros al año en carretera.
El más interesante es el híbrido, que utiliza de nuevo el 1.6 turbo de 180 CV y, en la parte eléctrica, un motor de 60 CV para llegar a los 230 CV con un consumo de 5,6 litros.
Nos ponemos al volante del híbrido, que será el superventas, vigilando que los tres puntos débiles de esta tecnología estén bien resueltos: hay mucho maletero, casi 590 litros, hay un buen confort a alta velocidad gracias al motor turbo y hay un buen depósito de gasolina de 56 litros para repostar las mismas veces -o incluso menos- que en sus hermanos de gasolina. La suavidad es la norma, el coche responde bien, corre y se sujeta de maravilla en carretera. Dentro echamos de menos un 'head-up display' para ver las órdenes de los mapas en el parabrisas, la consola central es algo ancha y resta espacio al conductor –solo a las tallas más altas– y las plazas traseras, aunque amplias, podrían tener algún centímetro más para las piernas. Las ayudas de conducción de todo tipo están entre las mejores de su clase.
Kia lo remata con precios rompedores: el gasolina sale desde 23.000 euros y el híbrido desde 31.000 euros. Un GT Line con todo cuesta unos 44.000 euros, ofreciendo tanto como coches que cuestan casi el doble.
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