Normalmente realizamos las pruebas de coches durante una semana, tiempo adecuado para obtener una primera impresión de un coche: espacio, consumos, confort, comportamiento dinámico o tecnología quedan reflejados en esa semana de uso, pero no otros como, por ejemplo, la fiabilidad, y por eso nos ha venido muy bien este ‘renting’ con el Kia Sportage híbrido, para conocer a fondo las cualidades de este modelo.
Kia estrena en la nueva generación Sportage la opción totalmente híbrida, un tipo de mecánica que solo existía en el Kia Niro. Para su llegada al Sportage se incorpora un motor 1.6 turbo de buenas prestaciones –180 CV– unido a una parte eléctrica con la que suma 230 CV, dirigidos a las ruedas delanteras por un cambio automático de seis marchas.
Su prueba inicial ha sido muy satisfactoria pero ¿qué tal el largo plazo? Pues tenemos que decir que muy bien. En estos meses no ha aparecido ninguna avería, ni ningún síntoma de fatiga, y eso que el uso ha sido más intenso de lo habitual.
Superamos los 10.000 kilómetros.
Con el coche hemos realizado varios viajes de trabajo: Madrid, Barcelona, Málaga, que se realizan a buen ritmo y en los que los consumos han sido adecuados al uso, con cifras en torno a los 9 litros cada cien kilómetros, calculamos que un par de litros menos respecto a las versiones de gasolina micro-híbridas con el mismo motor de 180 CV. En ciudad las cosas cambian, y podemos estar en el entorno de los 6,5 litros, para un promedio general que, en nuestro caso, es de 7,8 litros, pero que creemos poder bajarlo hasta los 7,5 sin dificultad.
El confort, una gran cualidad
El interior se ha mostrado extra-confortable: los asientos eléctricos con memoria, la facilidad de acceso, la recarga inalámbrica del móvil… todo funciona muy bien. Sólo echamos en falta que el Apple Car Play tenga unión inalámbrica, y no por cable, pero esto será solo para viajes o música de apps del móvil.
Además de ser confortable y tecnológico, el interior tiene muchos espacios para dejar objetos.
Si somos tiquismiquis le encontramos pequeñas pegas. Por ejemplo, al hueco central de la consola le falta una moqueta o goma porque las cosas no se mueven y hacen ruido, y hablando de ruidos, cuando nos movemos del carril sin el intermitente, tiene un pitido triple muy audible, que se suma a otros avisos –muchos– con pitidos varios. Destaca la conducción de todo tipo, tanto la suave como la ‘sport’ donde el motor de gasolina se mantiene en marcha y donde podemos aprovecha los 230 CV de fuerza, aunque en este modelo no se han primado las prestaciones puras.
En cuanto a equipamiento poco más se puede pedir a esta versión GT-Line: techo panorámico –que como preveíamos, una vez pasada la primera semana, apenas tocamos–, portón trasero eléctrico –esto sí se usa mucho–, asientos calefactables delante y detrás…, volante calefactable, al Sportage no le falta de nada, lo que nos hace pensar también en su precio.
Gama desde 28.000 euros
Kia propone el híbrido GT-Line por unos 45.000 euros con todo este equipamiento incluido.
Entre que los coches han subido de precio, la nueva tecnología híbrida y el mayor nivel de acabados, está claro que no es un modelo tan barato como antes, pero sí muy competitivo, y en la línea de los SUV híbridos de marcas populares, con dos ventajas: todo el equipamiento es de serie y la garantía es de siete años, lo que nos da una idea de la confianza del fabricante en sus productos.
Trasera con mucha personalidad.
Kia se ha convertido en una de las opciones más acertadas en el segmento SUV compacto. La alta calidad de sus coches y, en el Sportage, la amplia variedad de gama y motores, le dan armas para ser líder de su clase.
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