El lío de las ITV en Valencia

La privatización en su día de las ITV trajo muchos dolores de cabeza y algunos atropellos para el usuario valenciano, como unos precios por encima de la media de otras autonomías y una prueba de sonoridad que, francamente, sonaba a escándalo, pero el tiempo pasa y estos servicios funcionan en Valencia moderadamente bien, con la digitalización por medio de las citas previas y un trato adecuado para el usuario.

Pero aquélla semilla de las dudas sobre un ‘pelotazo’ en las adjudicaciones germinaron en el gobierno autonómico actual, que ha decidido hacer públicas las ITVs, y se avecina un lío gordo, porque convertir en público un servicio privatizado conlleva muchas aristas muy importantes que, seguramente, no se han tenido en cuenta. La propiedad de los terrenos, los contratos de los empleados, la calidad y rapidez del servicio, los contratos del personal, ahora funcionarios sin concurso... todo se entremezcla en un combinado que, a ojos de cualquiera, no va a salir lo bien que nos los pintaban, por lo que alguien debería tomar cartas en el asunto, pulsar el botón rojo y analizar a fondo lo que debería hacerse.

Si lo que interesa es que el servicio sea más barato, basta con hacer un comparativo con los precios de las demás autonomías y que, por decreto, no se pueda sobrepasar de determinado coste para el usuario, pero al volver las ITV públicas es posible que suban los precios, que empeore el servicio y que el coste para la administración sea más alto que antes.

En Europa muchos de estos servicios son ya privados, y lo que hace falta en rigor en las adjudicaciones, control en los procesos y, si es necesario, fijar los precios. El resto, son inventos que no sabemos como van a salir, pero de momento el lío ya está en marcha.

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