Urgente Emergencias alerta de lluvias en la Comunitat Valenciana que podrán llegar a 140 litros en 24 horas

El repaso. La condición del cónyuge del presidente o presidenta del Gobierno no está regulada. Es un vacío que urge completar para evitar determinadas ... actividades que, independientemente de la catalogación jurídica, resulten poco estéticas. Por ejemplo, esas cartas de recomendación de Begoña Gómez a empresarios que financian -mejor dicho financiaban- su cátedra en la Universidad, pero que también se presentan y obtienen jugosos concursos públicos del Gobierno central. No parece oportuno situarse a ambos lados del tablero, como parte del que pide y como parte, también, del que da. Es ahí donde se produce un cortocircuito en el sistema de equilibrios. Las parejas de los expresidentes de la Comunitat, en cambio, no han tenido un papel activo en la política autonómica. Eso no significa que no se hayan convertido muy a su pesar en protagonistas de la actualidad, fundamentalmente por los problemas judiciales de los dirigentes. Sin duda, el mayor coste ha sido para la pareja de José Luis Olivas que se tuvo que sentar en el banquillo por el cobro de 580.000 euros de Sedesa por la supuesta intermediación de unas acciones de los parques eólicos que terminaron en manos de Endesa. El cobro se efectuó a través de Imarol, la empresa familiar. En el juicio de Erial, recientemente, el fiscal lo acusó de utilizar a su mujer para esconder el pago. La mujer de Zaplana también se vio salpicada en la fase inicial de la investigación sobre la fortuna del expresidente. Pero el caso terminó en un sobreseimiento al igual que las diligencias abiertas contra la hija del matrimonio. Ninguna tuvo un rol activo en su ámbito laboral que generara interferencias con la Administración. Más señalada resultó, aunque de manera indirecta, la mujer de Francisco Camps. Fue protagonista, para su desgracia, de algunos de los pinchazos telefónicos en los inicios del caso Gürtel. Pero el balance no fue negativo. O al menos no por completo. En uno de los audios le advirtió al entonces conocido Álvaro Pérez 'el Bigotes', que ese regalo -una joya- no lo podía aceptar y que lo iba a devolver. El caso de Ximo Puig, en cambio, resulta diferente. Su última pareja Gabriela Bravo sí tenía un papel relevante en la política porque era la consellera de Justicia y una de las personas con más peso en el Gobierno del Botánico. Otro familiar, su hermano Francis Puig, sí ha tenido más incidencia en los últimos meses de Gobierno. Las irregularidades en la captación de subvenciones han supuesto un quebradero de cabeza para Presidencia. ¿Cómo controlar todo este tipo de actividades alrededor de la familia más directa de cualquier jefe del Palau? No es mal momento para desde el consenso establecer un código de conducta teniendo en cuenta que la presidencia de la Generalitat no puede asfixiar las actividades de la familia.

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