De aquellas visitas dominicales y adolescentes a la plaza Redonda me quedaba sorprendido con los trileros, esa estafa callejera en la que un hombre o mujer -ingenuo siempre y en cualquier caso- cree posible adivinar bajo qué cubilete se esconde la bolita rodeado de un ... grupo de embaucadores. El juego me ha recordado a los últimos 43 días en la vida mediática de Miguel Polo, otro de los desaparecidos, este por voluntad propia, tras la tragedia de la Dana. Llevamos casi mes y medio, moviendo el cubilete y cada vez que ponemos el micrófono o la grabadora no aparece el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar. '¿Dónde está Polo?' daría ya para una serie al estilo de la de aquel señor que llevaba un suéter a rayas y que se hizo popular hace dos décadas. La necesidad de explicaciones resulta inherente a cualquier cargo de responsabilidad, pero más todavía en aquellos atribuidos directamente por la vinculación a un partido político. Miguel Polo, ingeniero de profesión, podrá ser un enorme profesional pero no estaría allí de no ser por la organización socialista. De hecho, el PP recordó ayer que fue nombrado por el exministro José Luis Ábalos, ocupado ahora en asuntos de mayor enjundia para su futuro. Los escraches -también los mediáticos- son una fórmula despreciable de que un dirigente dé explicaciones. Pero a esta paso casi parece el único método eficiente para saber qué piensa Polo de su actuación y también, por qué no, de la del resto de altos cargos que participaron en la emergencia. De Polo sería interesante, más allá de los mensajes, avisos o alertas- qué dijo él, en persona, en la reunión del Cecopi en la fatídica tarde del día 29 de Octubre. Qué información aportó, de qué modo y a qué hora. Pero Polo o no quiere hablar o no le dejan. Y los dos motivos, en realidad, invitan a la sospecha casi en el mismo grado. Tan singular es su posición que este jueves, la CHJ informó de que se había trasladado a los alcaldes afectados por la dana que fue un evento «de magnitudes absolutamente extraordinarias», con efectos que eran «muy difíciles de prever». Pero evitaban atribuir estas declaraciones a su presidente pese a que en la información se recogía que se había reunido con los munícipes. ¿Es Polo, ahora, alérgico a las declaraciones? En una eventual investigación judicial, al instructor, sin duda, le resultará clave su testimonio para valorar, por ejemplo, si las decisiones del Consell-tardías e ineficientes a lo que debemos sumar a errores propios y de comunicación del presidente Mazón- fueron proporcionales a la información que disponía de Emergencias. A este paso, lo más probable, es que la primera aparición de Miguel Polo sea en un 'Salvados'.
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