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El estado de los tribunales

De repente, Flores Juberías

Desconcertó la actuación del diputado de Vox, que acudió a la declaración como investigado de Miquel Real y se marchó a los 20 minutos

A. Rallo

Valencia

Viernes, 10 de noviembre 2023, 00:15

Algo de contexto. He de admitir que el titular no es original. La fórmula, ese 'de repente', se ha usado ya en esta columna con ... Manolo Mata y sus descubrimientos acerca de la corrupción y quizá con otros protagonistas de la actualidad política y judicial. La memoria ya no es del todo fiable a mitad de camino. Pero me genera cierta fascinación ese «de repente» para presentar conductas, acciones o hechos desconcertantes o innecesarios para determinados personajes públicos. El pasado miércoles apareció Carlos Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional, en la Ciudad de la Justicia de Valencia, a eso de las cinco de la tarde. Las declaraciones del caso Oltra se celebran siempre por la tarde. No es extraordinario, pero sí poco frecuente estas citaciones transcurrida ya la mañana. Generó sorpresa porque, en primer lugar, es un diputado nacional que nunca antes se ha presentado en las diligencias acordadas en el caso donde se investiga a Mónica Oltra y a la cúpula de la Conselleria de Igualdad. Al preguntarle por su presencia, contestó, raudo como en él es habitual, que se trata de «algo público, ¿no?». Esto último se podría interpretar como una duda o un vacile, pero él sabe perfectamente que esas diligencias son de acceso restringido a los letrados, en realidad, como todas las de esta fase procesal. Lo dicho, era la primera vez que acudía a algo relacionado con el caso Oltra. No tardó en abandonar el edificio al cabo de unos 20 minutos por cuestiones personales. Compromisos que no precisó a su llegada, es decir, podía haber dicho: 'Vengo a saludar y me voy'. Pero optó por no aclarar nada, algo habitual cuando se trata de Vox. Asunto diferente es cómo pudo tener acceso al edificio. Por la tarde, únicamente los letrados y funcionarios pueden pasar a las dependencias. Y Juberías no es ni lo uno ni lo otro. Se desconoce el trámite que se siguió para completar la entrada. Pero, más allá de eso, ¿qué pretendía Juberías? En principio, según su versión, acompañar a los letrados de Vox. De acuerdo. Pero resulta extraño por la novedad y por lo breve de su acompañamiento, apenas llegó a los 20 minutos. Y esto sin entrar en consideraciones de mayor enjundia, como la utilidad de su presencia. Pero, al parecer, lo que subyace tras esto -aclaro que no le he preguntado al propio diputado- es una 'enemistad' -permítanme la licencia- generada en redes sociales, es decir, enganchones que en algún momento se han producido entre Miquel Real, jefe de gabinete de Oltra, y el propio dirigente de Vox. En un listado de diez cuestiones fácilmente prescindibles, seguro que figuran las discusiones en redes sociales. Pero es el pan de cada día. En la vida hay que saber perder. Pero también, y en idéntica proporción, resulta capital saber ganar. Eso define, en realidad, la personalidad del sujeto. Y Juberías, lo cierto, es que ya había ganado. Es diputado, su partido forma parte del Consell, Compromís está fuera del Gobierno autonómico y Oltra apartada del juego político. Un póker de ases que da una victoria indiscutible. La visita a la Ciudad de la Justicia, en plan «aquí estoy Real», no aparece en el imaginario del decálogo de los buenos modales. Juberías, que durante los debates parlamentarios demostró su inteligencia y rapidez, no fue este pasado miércoles generoso en el triunfo. Y eso siempre es motivo de decepción. ¿Necesita alguien del nivel de Juberías todos estos fuegos de artificio? ¿Necesita Vox de estas actuaciones para mantenerse? Y todo esto, ¿por cuánto tiempo?

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