En 1920 Max Scheler realizó unas reflexiones sobre el perfil psicológico de los líderes sociales y políticos de su tiempo. Se medía con Max Weber quien había distinguido tres tipos de liderazgo: carismático, tradicional y legal-racional. Justo en aquellos años Ortega y Gasset recuperaba ... la importancia de la nobleza en el comportamiento humano asociada con el valor moral de la aristocracia para la vida de los pueblos. A diferencia de una vieja y reaccionaria aristocracia, Ortega nos invitaba a ser excelentes en los oficios, profesiones y actividades sociales que emprendemos. A diferencia del burgués que se acomoda, el aristócrata se esfuerza, da lo mejor de sí y no se conforma con la mediocridad o indolencia de las masas.

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Acudí a Scheler porque distinguía entre jefes y modelos, matizando el liderazgo carismático de Weber, recuperando la importancia del modelo, lo que en la obra de Ortega vinculamos con la búsqueda de la excelencia moral. Recupero estas reflexiones para que perfilemos el conjunto de tipos humanos que la Dana está generando cuando buscamos una clasificación moral de los liderazgos políticos que nos rodean. Es difícil cuestionar el espíritu aristocrático, quijotesco y hasta caballeresco que nos evoca la imagen de miles de voluntarios pertrechados de escobas y cepillos luchando contra los molinos del barro incrustado y las basuras. La Dana está sacando lo mejor de la ciudadanía y recuperando una aspiración popular a la excelencia moral que encontramos en todos aquellos que están dando lo mejor de sí en estas circunstancias. No solo están dando lo que tienen (dar «lo mío») sino que están dando de sí mismos lo mejor de sus oficios, profesiones, tiempos y personas.

Entre este embarrado contexto de generosidad, nobleza y aristocracia desbordante, descubrimos también dos tipos de liderazgo moralmente diferentes. Por un lado, el de los mediocres, que no son aquellos responsables municipales que lo están dando todo por sus gentes porque saben que en el oficio político solo vale quien sirve, sino aquellos que aprovechan la oportunidad para calentarse un poco removiendo las cenizas o el fango. Los mediocres son líderes que dicen hacer lo que pueden, pero que se han especializado en la zoología del chivo expiatorio, la responsabilidad siempre es de los otros. Aunque no sean culpables, atribuyen a otros las responsabilidades. También estamos viendo tipos miserables carentes de empatía, compasión y humanidad mínima. Son tipos diabólicos que irónicamente instrumentalizan el dolor de los demás como oportunidad para el beneficio propio. Comienza el juego, repasen la actualidad y asignen nombres.

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