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Estos días en los que la opinión pública está preocupada por el impacto del poder tecnológico en el poder social y político, olvidamos el poder ... que cada uno tiene como ciudadano, usuario, paciente, fiel, consumidor, cliente, y hasta como individuo. Cada vez es más difícil olvidar las consignas y actuar 'en conciencia'. Hubo un tiempo donde la sociedad era sensible al tema porque existían los objetores de conciencia al servicio militar y disidentes que incluso hacían huelga por razones de conciencia. Hubo un tiempo en el que los objetores eran registrados y se les exigía la prestación civil sustitutoria, para que no se fueran de rositas, para recordarles que el derecho a la objeción de conciencia no era un privilegio segregador de los ciudadanos, sino un privilegio generador o agregador de ciudadanía. La conciencia no es una facultad moral para huir o separarnos de los semejantes, para rumiar la separación o ruptura tendenciosa con los vínculos comunitarios, sino una capacidad para crear, incentivar, movilizar, dinamizar e incrementar la altura moral de la vida social.

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lasprovincias La banalidad de la conciencia moral