Hace unos días, Esteban González Pons publicó en este periódico una columna que llevaba por título 'Una obispa así la quiero yo'. Comentaba la audacia del discurso que la obispa anglicana M. E. Budde realizó en la toma de posesión de Trump. Pedía algo tan ... revolucionario como misericordia para pobres, jóvenes homosexuales, refugiados o jóvenes sin papeles que lavan los platos en los restaurantes norteamericanos. Esteban no cuestionaba la alianza que mantenemos con EE.UU. sino las formas del nuevo presidente y terminada diciendo que mujeres como esta obispa 'ordenadas en la Iglesia católica, así la quiero yo'. El texto no pasó desapercibido y hubo interesados en incendiar un ambiente fácilmente polarizable, no solo por la estrategia cainita del gobierno, sino por la ventaja que Vox le lleva al PP para sintonizar con Trump, por el morbo que despierta una obispa en tierras católicas y, ante todo, por el desconcierto ideológico que hay entre las élites políticas para armonizar, en una democracia liberal avanzada, las relaciones entre convicciones religiosas y justicia social.
Publicidad
A varios líderes populares les faltó tiempo para calificarlo como verso suelto, para acusarle de librepensador que se metía en asuntos teológicos que no son de su incumbencia. Se le acusó de hacerle un flaco favor a las bases porque el gobierno instrumentalizaría estas declaraciones para enfrentar a Feijoó con Trump, a los populares con la Iglesia, a los liberales con los democristianos, a los conservadores laicistas con los conservadores confesionales, a los católicos integristas con los católicos liberales, a los conservadores reaccionarios con los conservadores ilustrados. Además, enfrentaría a la militancia histórica con los votantes coyunturales ilustrados y mayores de edad, que ven con buenos ojos cómo un alto cargo de partido convencional, ejerce de ilustrado europeo, de católico sin complejos y de político con capacidad de juicio. Para acertar o equivocarse, pero con capacidad de juicio propio.
Además de esta instrumentalización intencional, hay tres temas importantes. (1) La ilustración, el pensamiento crítico y la capacidad pública para el discernimiento no son patrimonio de la izquierda. Los ciudadanos que votan a la derecha son tan ilustrados y mayores de edad como los que votan a la izquierda. (2) Las élites de la derecha social y al votante moderado deberían administrar con orgullo el patrimonio ilustrado y crítico de la tolerancia, la justicia, la cooperación, el cuidado integral y los derechos humanos. (3) Debemos entrenarnos para discernir, tanto dentro como fuera de los partidos... o de la iglesia, con obispas o con obispos, siempre con respeto, como Dios manda.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.