Directo Rueda de prensa de Corberán previa al Valencia CF -Leganés

Hace unos días, el Consejo de la Asamblea de Rabinos de Italia emitió una nota sobre la posición del Papa Francisco ante la Guerra que mantiene el Estado de Israel contra el grupo terrorista de Hamás. Los rabinos se quejaban porque había acusado a ambas ... partes de terrorismo y, en nombre de una supuesta imparcialidad, Francisco ponía en el mismo plano a los agresores y los agredidos. También se preguntaban: «... de qué han servido las últimas décadas de diálogo judeo-cristiano hablando sobre amistad y fraternidad si cuando hay quienes intentan exterminar a los judíos en lugar de recibir expresiones de cercanía y comprensión, la respuesta es de acrobacias diplomáticas, equilibrios y equidistancias gélidas, que son ciertamente distancia, pero no equidad».

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Aunque la Iglesia Católica conoce la complejidad de la situación y es consciente de su papel en la geopolítica global, cuando una de las partes califica su posición en términos de acrobacia diplomática, utilizando la expresión «equidistancia gélida», es porque esperaban una equidistancia que no necesitara adjetivos calificativos. Es probable que el Consejo de Rabinos esperase una equidistancia que fuera «cálida» y no «gélida». ¿Caben medias tintas ante el terrorismo de Hamas?, ¿caben posiciones moralmente «gélidas» ante lo que está sucediendo?

Quizá no sea correcto plantear los adjetivos en términos emocionales, como si el tipo de equidistancia dependiera de la temperatura emocional. Es probable que la comunidad judía esperase más coraje y determinación en el Vaticano. Más que «gélida», esperaban una templada equidistancia. Pero no entendiendo lo templado en términos de tibieza emocional sino en términos de enfriamiento y racionalidad. Como se templa un metal o como el canon taurino nos recuerda: «parar, templar y mandar».

No es fácil ponerse en la piel de Francisco o el secretario de Estado del Vaticano. Como tampoco es fácil ponerse en la piel del Cardenal Omella y el Secretario García-Magán para elaborar un comunicado sobre la situación socio-política en España donde la polarización inducida, administrada por el nuevo gobierno de Sánchez, está terminando con el régimen del 78. Si quieren otro ejercicio de equidistancia gélida antes de comenzar el Adviento, les aconsejo que lean la nota final que este jueves emitieron los obispos al terminar de la plenaria. Remiten a las orientaciones morales de 2006 donde ya pedían el recto funcionamiento de las instituciones y el «respeto escrupuloso a la autonomía del Poder judicial y la libertad de jueces» (n.61). Allí recuerdan que el encuentro y la concordia siguen siendo posibles.

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