El pasado miércoles la fundación Étnor invitó a Juan Roig para que realizara la conferencia de clausura, que fue innovadora y disruptiva. Innovadora porque la propia alcaldesa de Valencia anunció que el ayuntamiento se integrará como colaborador de la Fundación para promover la ética de ... las empresas y organizaciones. Y disruptiva porque Roig rompió e interrumpió bruscamente el ambiente hemipléjico, simplificador y polarizador con el que el presidente Sánchez ha planteado el final de la campaña para las elecciones europeas. Mientras que la calle y los medios levantaban acta de proceso de victimización sentimental que el presidente del gobierno hace de su esposa, el presidente de Mercadona describió con orgullo las bases de su proyecto y vocación.
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El cuento que nos contó Juan Roig tenía mucho de verdad, a diferencia del cuento de Sánchez, que supone una instrumentalización de las emociones. Como señaló Adela Cortina, una de las claves básicas de la ética de empresa es la verdad que debe mostrar el 'cuento empresarial' que hace memoria de las 'cuentas'. No se trata de un simple juego literario o licencia poética. Cortina estableció esta relación entre los cuentos y las cuentas para mostrar que la ética aplicada a los negocios tiene mucho de 'cuento' que dice verdad sobre las 'cuentas'. Destacaba la importancia que la ética narrativa tiene para construir una verdadera ética empresarial. A diferencia de algunos relatos que se han construido para maquillar u ocultar la realidad de la vocación y las prácticas empresariales, el relato de una ética empresarial seria tiene que ajustarse a la realidad de los datos.
La disrupción también estaba en el perfil, la vocación, el carácter, la trayectoria y la filosofía 'personalísima' del conferenciante. Como es habitual ante los auditorios donde se siente a gusto, Roig utilizó pocos filtros. Señaló la importancia de la vocación y la ilusión para cualquier profesión, algo a lo que no estamos acostumbrados en tiempos que ensalzan la mediocridad, penalizan el mérito y demonizan la cultura del esfuerzo. Describió el modelo de calidad total que aplica en su organización que busca maximizar el beneficio para todos los agentes que participan en el proceso: clientes, trabajadores, proveedores, entorno social y accionistas o propietarios. Aunque no todas las empresas tengan que compartir su filosofía, invitó a fortalecer educativa y culturalmente la figura del empresario, por ser un profesional que asume riesgos y satisface necesidades. También por saber escuchar, hacerlo con humildad y, sobre todo, no tener miedo a nadar contracorriente.
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