Ahora que el presidente Sánchez, continuando la tradición iniciada por Zapatero, sigue empeñado en construir muros que nos dividen como españoles, como sociedades y como familias, resulta cada vez más urgente y necesario construir rendijas que los cuarteen y derriben. Aunque no lo hayamos tenido ... fácil este año que ahora termina porque hay una espiral de silencio y complicidad ciudadana que coloniza las mentes y dificulta los compromisos, instalándonos en el digital hogar de las seguridades, hay pequeñas oportunidades para reivindicar el valor del coraje personal o comunitario para vigorizar nuestras democracias. Unas oportunidades que este año tendrán mucho que ver con la esperanza.
Publicidad
No sólo por el hecho de que el Papa Francisco haya dedicado el Jubileo de 2025 a esta virtud y haya publicado un texto para animar a la comunidad cristiana. Este empuje debería estimular el compromiso y coraje de quienes aún creemos en el valor de la responsabilidad, los derechos humanos y la democracia. Recordemos que a finales de julio conmemoramos el cincuentenario de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) o Conferencia de Helsinki, sin la que no entenderíamos la Carta 77, el liderazgo de Vaclav Havel y la caída del muro de Berlín. Recordemos que la esperanza desempeñaba un papel determinante en el imaginario intelectual de los protagonistas de la conferencia porque no eran ajenos a las metamorfosis del socialismo promovidas desde el exilio norteamericano por Ernest Bloch, con una voluminosa reconstrucción crítica del pensamiento político occidental que hizo época: 'El principio esperanza'.
Esta Conferencia también se reunió en España dos veces porque los años ochenta eran años de esperanza, preparados en el mundo intelectual por uno de los tratados más básicos y fundamentales del 'esperar humano': 'La espera y la esperanza'. Aunque Laín Entralgo la publicó a finales de los años cincuenta, sus páginas animaron a miles de estudiantes o trabajadores que 'esperaban con esperanza' un cambio de régimen. No sólo esperaban en el sentido de aguardar como 'espera pasiva' sino que esperaban en el sentido militante de 'espera activa'. Nadie podía imaginar que las páginas de Havel o Laín fueran físicamente útiles para derribar el telón de acero o el régimen de Franco. Sin embargo, compartían el espíritu con el que Charles Peguy había descrito a principios del siglo XX la virtud de la esperanza: una niña pequeña vigorosa que de manera imperceptible acompaña y tira de sus dos hermanas mayores (fe y caridad). Siempre representada como niña, porque son precisamente los niños quienes nutren toda esperanza.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.