Las ideas. No hay nadie imprescindible. Ni en las empresas ni en la vida. Mucho menos, claro, en los partidos políticos. Esa pequeña trituradora de lealtades y amistades, ese escenario que observado desde lejos puede resultar cómico, pero en la proximidad genera náuseas. En ... una de esas redes sociales donde en un descuido se pierde media hora de vida sin provecho alguno, apareció un vídeo que hablaba precisamente de que esto no consiste en tratar de ser imprescindibles. El verdadero y más eficiente propósito es buscar ser irremplazable. Mónica Oltra atraviesa sus horas más bajas, sin duda. Es ahora, un año después de la imputación y posterior dimisión del Consell cuando el dolor de la caída de ese pedestal se hace casi insoportable. Analistas, opinadores y periodistas pensamos que la caída de Oltra era el fin de Compromís al menos en los niveles de influencia y poder que tenían en este Botánico 2.0. El error fue pensar que la dirigente de Compromís, uno de los grandes activos políticos de la historia reciente de la Comunitat, era imprescindible. Pero las encuestas, incluida la última de LAS PROVINCIAS, plantea dos conclusiones, siempre con las lógicas reservas de cualquier sondeo. Por un lado, Oltra no era imprescindible, pero ahora parece que tampoco irremplazable. Compromís no sólo se mantiene sin la todopoderosa exvicepresidenta sino que incluso en algún momento se atisba una ligera subida. ¿Parece extraño que Compromís pueda mantenerse sin su mayor referente? Pues sí. Pero, de momento, es lo que parece. Y eso sin restarle mérito a Oltra en los años de la oposición. Sin ella lo de hoy de Compromís no hubiera sido posible. Hace un par de sábados se presentó el programa de Compromís, sólo la diputada María Josep Amigó mencionó a Oltra. Hay quien hablará ahora del efecto Baldoví. Pero ni siquiera esa fórmula explicaría la excelente navegación de Compromís en plena tormenta. Las horas bajas de Oltra se deben a su situación judicial, sin duda. Una instrucción que sigue secreta y amenaza con eternizarse. Desde esta tribuna nunca se ha compartido la tesis de que Oltra urdió un plan para enmascarar la denuncia. En cambio, sí parece más evidente que se cometieron errores de calado en la investigación de esa denuncia y posterior trato a la víctima. Y esto ya debería llevar aparejada una responsabilidad política. Aunque esto siempre es discutible. Si a eso añadimos, que el partido no ha notado la ausencia de su primera espada, y el descalabro económico que para cualquier familia supondría pasar del sueldo de vicepresidenta al de paro, pues la situación es terrible. Y, para colmo, la dichosa entrevista de 'Salvados' en La Sexta. Aquello, en vez de servirle para coger oxígeno, fue como lanzarse a una piscina con los pies y las manos atadas. Cuestión de tiempo.

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