
Testigos y jurados bajo sospecha
Los cambios de versión alimentan siempre la teoría de la compra de testimonios. En Valencia se llegó a especular incluso con un jurado
ALBERTO RALLO
Viernes, 10 de mayo 2024, 00:06
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ALBERTO RALLO
Viernes, 10 de mayo 2024, 00:06
El resumen. En la causas de corrupción, por la propia naturaleza de los delitos y los protagonistas, un mensaje, más pronto que tarde, surge ... para alterar las reglas del juego: «A este lo han comprado». Las sospechas siempre se dirigen, lógicamente, hacia los acusados. Aquellos que tienen poder, pero también dinero. No hay nada más valioso para domesticar voluntades que un fajo de billetes, una participación en una empresa o, quizá, una cuenta de criptomonedas. Las primeras sospechas de estas actuaciones ilícitas surgieron tras el juicio de los trajes, proceso que terminó con la absolución del presidente Francisco Camps. El veredicto desfavorable a las tesis de las acusaciones (Fiscalía y PSPV) abonó aquello de la actuación predeterminada de algunos miembros del jurado. De hecho, en el origen del caso Imelsa se especuló con que el tesoro más preciado de todas las diligencias secretas era, en realidad, descubrir si se compró al tribunal popular. La teoría de la conspiración y la vinculación municipal de un jurado con un dirigente del PP alimentó con proteínas toda esta historia. Comprobar que los ciudadanos elegidos para aquel asunto tenían faltas de ortografía -así constaba en la redacción del veredicto- fue la guinda que faltaba a ese pastel. Al final, nada más se supo de este particular. Los cambios de versión, especialmente aquellos que suponen una negación total del primer relato, siempre se ponen en cuarentena. Recientemente, el que fuera mano derecha de Alfonso Grau y más tarde denunciante de la financiación ilegal del PP de Valencia, Jesús Gordillo, declaró en el juicio todo lo contrario a lo que había dicho en el juzgado. No era cuestión de matices o imprecisiones sino una modificación, de principio a fin, de su relato incriminatorio. La explicación que ofreció todavía multiplicó más la incertidumbre: un hombre lo amenazó en plena calle con hacer daño a su familia. La declaración de Beatriz García Paesa y el olvido de quién le presentó a Francisco Grau ha traído este debate al backstage del caso Erial. La jornada del pasado jueves también sirvió para abonar el terreno de las especulaciones. El comisario Villarejo y Marcos Benavent son dos testimonios favorables al exministro. Y este último, además, en un giro de guion revolucionario: de colaborar con la Fiscalía a tratar de destruir las causas. El juicio del caso Erial, la realidad, es que cada día se complica más para el expresidente. Habría un grupo, en el que figuran los conformados, para el que se intuye una condena. Para otros, en cambio, se podría apostar por una absolución. El expresidente José Luis Olivas, Elvira Suances y alguno de los empresarios aparecen en este listado. En el terreno de la duda aparece la hermética secretaria del exministro, Mitsuoko Henríquez.
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