Urgente Un accidente múltiple provoca retenciones en la V-21 sentido Castellón

La tragedia de Pozoblanco nos dejó un vídeo próximo al gore, una viuda universal y una frase de leyenda: «La cornada es fuerte, tiene al menos dos trayectorias, una 'pacá' y otra 'pallá'». Pues Mazón dirá, que para eso es tan taurino como el mismísimo ... Paquirri, pero me da que lo de este rejonazo suyo del sábado noche no se lo arregla ya ni el bisturí mágico del doctor Cavadas. A él le corresponde ahora evaluar el alcance de la herida -«abra todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos»-, si la cosa se soluciona amputando miembros no vitales, una consellera por aquí, un secretario autonómico por allí, o la situación para él es irreversible. La tibieza de Feijóo o el perfil bajo de Catalá no le auguran un buen diagnóstico.

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Seamos prácticos y asumamos que, en otro abracadabra, de todo este desastre volverá a salir el Gobierno indemne, cuando no reforzado. ¿La CHJ? ¿Los ministerios? ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Esto funciona como funciona: Sánchez haría pasar el agua por vino y sus acólitos acabarían alabándole el buqué. Sin escrúpulos no hay conciencia, así que no perdamos el tiempo y abordemos el debate desde una perspectiva local. Hablemos por tanto del Consell. No seré yo quien pida la dimisión de nadie, para eso está el excedente de predicadores, pero lo que sí tengo claro es que no existe gobierno capaz de soportar el peso de más de 200 muertos y la ruina de miles de familias. Con esto de las responsabilidades sucede como con la pelotita de tenis que golpea en la cinta de la red en 'Match Point'. En función de donde caiga, campo propio o rival, viviremos una realidad u otra. ¿Qué habría pasado si la heroica maquinista del tren Valencia-Zaragoza no hubiera evitado en plena era botánica que 49 desgraciados murieran achicharrados por una cadena de errores? Nunca se sabrá, porque por fortuna no ocurrió, y el factor determinante siempre son los víctimas, pues nada hay más valioso que la vida. Cuando la negligencia propia acaba en susto puedes debatir, regatear, negociar el relato, pero si termina en muerte la única salida es recoger los bártulos después de pedir perdón. Y en la tragedia de la riada han sido muchas, tantas que ni siquiera entre el CECOPI, el CID y el sursum corda se apañan para recontarlas.

Mazón es un político magnético, lo mismo te canta que se viste de corto y echa a correr. Abogado, runner y lo que haga falta. Ágil en las distancias cortas, con labia y discurso. Pero en su camino se ha cruzado una desgracia hiperbólica y ni él ni su escuálido gabinete han sabido gestionarla antes, durante y después. Tras el gran Houdini no hubo en la historia mejor escapista que Sánchez, así que a su lado en el terreno de las cortinas de humo cualquier neófito desentonará. Decir que a cien mil manifestantes los sacó el sábado a la calle la izquierda es tan mentira como sostener que el motín de Paiporta lo protagonizó la ultraderecha. La izquierda agita, la ultraderecha zarandea, cada cual arrima al ascua su sardina, pero de nada sirve el fuelle si antes no existe el fuego. Y en este caso la llama es el pueblo, herido por la pérdida de más de 200 de los suyos en medio de un cúmulo de negligencias. De unos y de otros. Allá cada uno ahora con sus decisiones y su conciencia.

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