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Rosebud

El fenómeno walkie-talkie

Antonio Badillo

Valencia

Lunes, 29 de julio 2024, 23:41

La brisa perezosa huele a cerveza y bronceador, alguien convierte a Melendi en instrumento de tortura, arde mi metro cuadrado de playa como la madre que lo parió y no tiene más urgencia la sesera que desmadejar otro crucigrama. Invita pues el momento a abrir ... un ventanuco a la intrascendencia y denunciar lo que he llamado fenómeno walkie-talkie. Lo cierto es que el móvil hace ya tiempo que dejó de ser un teléfono. Los mensajes de audio permiten hablar sin hablar y el aparato del demonio ha mutado en miniconsola, tarjeta de crédito, radio, tele, periódico, escotilla al narcomundo de las redes sociales, supermercado, libro, agenda, linterna, espejo, despertador y hasta lupa. Sin embargo, sobrevive el reducto de los conversadores en vivo, y entre ellos una subespecie peligrosa, la del pelma que recurre al altavoz para hacerte partícipe de sus te quiero o del menú del día, con tal maña que no sólo lo oyes a él sino también a su interlocutor. Reviso mis notas de móvil -sí, también es un bloc- y ahí aparecen todos, registrados con fecha y hora durante meses como hacía Félix Rodríguez de la Fuente en sus cuadernos de campo.

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