Del pionero Mariano Medina, porte gris como de profesor de instituto obrero, a la templanza de Manuel Toharia. De la dulzura de Paco Montesdeoca a cada estereotipo roto por José Antonio Maldonado, dominador absoluto del medio quién sabe si por su parecido con Larry Hagman, ... el perverso J. R. de los seriéfilos. Fieles cada cual a su estilo, jamás lo tuvieron fácil nuestros hombres del tiempo, término acuñado entonces y que hoy no superaría un test de igualdad. Asomaban al final del Telediario, allá por los postres, dando la vara con las isobaras, hablando de borrascas o del anticiclón de las Azores, que con ese nombre nada bueno podía preludiar, y sus vaticinios venían a ser para el pueblo, ávido ya de siesta o casi de regreso al trabajo, como leerle el horóscopo. A saber quién parió lo de «aciertas menos que el hombre del tiempo», pero dio en el clavo, pues antes creeríamos a nuestro hocico asomado a la ventana, «parece que Lorenzo aprieta», o al color cambiante de esa figurita recuerdo de Albacete, azul sol, violeta inestable, rosa lluvia, y siempre quedaba el recurso de los huevos y las clarisas. Por fortuna un día nos desasnamos, a medida que la tecnología afinó las predicciones. Comprendimos que aquellos tipos no eran augures atentos al vuelo del grajo, sino científicos que compartían cálculos basados en el rigor, y así llegamos hasta hoy, prestos a subir el volumen apenas despunta el parte meteorológico.
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Me pregunto desde qué recóndito pasado han venido entonces nuestros negacionistas, la prueba fehaciente de que el hombre es el único animal capaz de mear en su propio lecho. No importa lo que diga la NASA -refutan en sus tribunas-, a esa gente le pagan para meter miedo. ¿Que la Tierra se calienta al mayor ritmo en diez mil años y encadenamos récords de temperatura como hacía Bubka con los de pértiga, centímetro a centímetro? Pregúntale al sol. ¿Que Groenlandia pierde 279.000 millones de toneladas de hielo anuales, sube el mar y se disparan los fenómenos extremos? Eso siempre ocurrió. ¿Que la influencia de la actividad humana es patente? Ahí sí que me has tocado las narices. Mientras medio mundo apagaba el sábado la luz en la hora del planeta, los imagino a ellos poniendo a tope sus electrodomésticos, dale al micro Juanma, que se va a enterar esa panda de demagogos progres. Son los terraplanistas del siglo XXI, los que en otro tiempo habrían ajusticiado a herejes como Miguel Servet o Galileo Galilei, los que mirarían escépticos el huevo de Colón y los que si no se les adelanta Putin acabarán cargándose la Tierra. Son nuestros dinosaurios políticos, que nada aprendieron de sus antepasados; seguro que tampoco ellos dieron crédito al meteorito. Son los que lograrán que nos pongan verdes como capital ecológica. Son los nuevos hombres del tiempo, aunque en el pecado llevan la penitencia y socavan su propia tumba. El 8-M, los Gay Games, el sectarismo en el nomenclátor urbano, los estanques del río, el desprecio al valenciano y a lo valenciano, que ya no les vale ni la Ofrenda. De tanto estirar la cuerda hacia la derecha están empujando al PP al centro. Quería Catalá que la alcaldía fuera el último eslabón de su etapa política y entre Vox y la oposición fantasma lo harán posible, pues a este paso se jubilará en el cargo.
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