Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia y deja 18 atendidos por humo

Unos releen los evangelios, otros blanden algún tomo de 'El capital', pero cuando a mí me abate el desconcierto donde busco respuestas es en la introspección y el diccionario de la RAE. 'Idiota'. Me sorprendo otra vez rastreando el significado de la palabra del año - ... se ponga como se ponga Fundeu-, tan presente en mi horizonte que acabaré recurriendo a un marcapáginas. Tonto o corto de entendimiento, contesta el vademécum de la lengua compartida. Mira que agradezco el detalle, pero rechazo la distinción por no considerarme a la altura, y aun así en reiteradas ocasiones siento el aliento del monigote de papel colgado en la espalda. La ministra que oía hablar del Poder Judicial en el metro dio paso al alcalde alucinógeno capaz de prometer bibliotecas nocturnas cuando ni siquiera tiene personal suficiente para abrirlas por la tarde. Ahí queda eso, idiotas, debieron de pensar la una y el otro, pero su creatividad se ve ahora ensombrecida por la acrobacia del adelanto electoral. De un superviviente como Sánchez no cabía esperar que agachara la cerviz. Quiere marcha y qué narices, está en su derecho. Si Tezanos le encuentra una salida de emergencia y entra en sus prerrogativas como presidente tomarla, hace bien en lanzarse de cabeza por ella. Sin embargo, el infantil intento de lobotomía está de más. Encarado al atril frente a su palacio, dispuesto a detonar la bomba informativa, el prócer de los desharrapados pudo aducir la necesidad de tocar a rebato entre los correligionarios en pos de ese oxímoron que es la izquierda unida; el temor al motín de los barones inmolados por su causa; las ventajas de tomar la iniciativa con un giro de guion que pone sordina a la euforia pepera; la pertinencia de remojar las papeletas en la playa para sacar tajada del coqueteo autonómico entre las derechas; la oportunidad de avanzarse al apretón de cinturón de Bruselas a la vuelta del verano, hartos como están por allá de tanta barra libre... Incluso, quién sabe lo que mora en su cabeza, la conveniencia de embarrar las elecciones, 'mourinhismo' político, aderezándolas con un factor imprevisible como el voto masivo por correo, a ver si la ocurrencia afecta al caladero conservador o al menos tanta premura nos lleva despistadillos a las urnas, entretenidos con la nieta de la Obregón o el debate sobre cómo tiene el asunto el Yatra. Pero no, lo que Sánchez arguyó cual si se dirigiera a la grey de una escuela infantil fue que anticipa la consulta «por los compañeros y compañeras», para enmendar la injusticia del 28-M -el pueblo, que no sabe votar- o porque ese día se le abrieron las carnes a nuestro régimen de libertades y diez millones de fascistas, facha arriba facha abajo, se ciernen sobre Invernalia, que los dobladillos del fin del mundo dan de sí como el sueldo de un mileurista. Idiotas, piensa también él, esforzado ahora en marcar distancia con Bildu, resucitando al primer Sánchez y enterrando a todos los que llegaron después, hasta forzar al amigacho Otegi a pedirle que deje de tomar a la gente por boba. «Si llevamos cuatro años juntos...» Idiotas, el descaro es transversal, susurra también Feijóo mientras da capirotazos a Vox, como si no supiéramos lo que sucederá al sellado de las urnas. Ellos a lo suyo, que yo acudo de nuevo a la RAE. Fuerte rechazo o desagrado que se siente por algo. Tedio.

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