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La teoría del Coco

Antonio Badillo

Valencia

Lunes, 16 de septiembre 2024, 23:50

Cuando estés a punto de tomarte demasiado en serio, para bien o para mal, la plática de un político piensa en esto: el ministro Puente presumió un agosto de que el tren vivía el mejor momento de su historia y destituyó un septiembre al presidente ... ferroviario. Por charlatanes así, en lo concerniente a la gestión pública he terminado haciéndome tan resultadista como Mourinho, pues hay poco tecnócrata eficaz para tanto acróbata locuaz. De ahí mi sorpresa al descubrirme ayer interesado por un debate sobre el estado de la ciudad predestinado, como todos los de su género, a engrosar el inventario de la cháchara parlamentaria. A saber, voces impostadas, risas amigas, broncas que llegan ensayadas de casa y esos conejillos saltando de la chistera del gobernante de turno en forma de promesas que tantas veces son hoy titular y mañana cuenta pendiente -memorables aquellos 'ximoanuncios' botánicos, el tiempo juzgará la generosa cosecha de Catalá-. En mi descargo alegaré que no es que me atrajera el quemarropa de los discursos, porque aquí cada cual vende su libro y por lo común prevalece la ficción sobre la novela histórica. El auténtico origen de mi curiosidad era descubrir cómo plantearía la oposición su estrategia de acoso, ya que hasta el momento la alcaldesa da la sensación de circular con las luces largas mientras a los demás sólo les van las de cruce.

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