La muerte de Arévalo, coincidente con la resurrección de Eugenio, rescata aquella España de Ford Fiesta y radiocasete itinerante; un pueblo en reconstrucción que se alimentaba de chistes, en la ruta y el andamio, burbujas de moral encapsuladas en cintas mordidas a veces de tanto ... escucharlas. Ahora esa estirpe de profesionales de la coña tendría más difícil rellenar su plato; no por la eclosión de 'tontolabas' en instagram o tiktok, sino porque las necesidades cambian y hoy urge menos reír que dar con algo de seriedad en mitad de la humorada político-tuitera. Mientras el ancho mundo escudriña en el medio ambiente ('bomba climática') y la tecnología ('IA'), la cultura ('Barbenheimer') o la economía ('impuestos', 'crisis'), aquí el vocablo que nos une (?) es 'polarización'. Las palabras retratan a una sociedad, y esto recién comienza, que Fundéu ya puede incorporar al casting de 2024 'extorsión' y 'cesiones', 'resiliencia' y 'egolatría', 'sectarismo' y 'venganza'... Como para echar unas risas. Si la música amansa las fieras, y de eso vamos sobrados, esta política emponzoñadora merece una 'playlist' a la altura, que Maquiavelo y su cavilación sobre el fin y los medios son mucho arroz para tan poco pollo.

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Siniestro Total hallaría predicamento en la izquierda a la izquierda de la izquierda. «Te mataré con mis zapatos de claqué» devendría en lema de unas escaramuzas, camaradas, con las que ni podemos ni sumamos, así que de asaltar los cielos mejor ni hablamos. Al final los hijos del 15-M sólo habrán servido para hacer el caldo gordo al PSOE y prejubilar a los herederos del Califa. El champú anticasta de Iglesias se les caducó en el bote.

Corresponde a Sánchez, cómo no, el himno de la pandemia, y que el Dúo Dinámico se vuelva trío. «Resistiré erguido frente a todo, me volveré de hierro para endurecer la piel». El corcho flota porque es menos denso que el agua, de ahí que en la ligereza ideológica halle el presidente su razón de ser. Aunque algún día el alcornoque demude en plomo, la política como gremio tardará en recuperarse del descrédito de este viaje.

«Tú eres puro, puro chantaje», amigo Puigdemont, así que retorna de tu exilio imaginario y menea con Shakira esas caderas. Demostrado está que ya no quedan cosas con las que no se juega, ni siquiera un decreto anticrisis, y cada negociación será una tómbola al grito de «siempre toca». Si no un pito, una pelota.

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Mira que era fácil: ¿atacan los virus?, mascarilla y punto. Pero ni en la salud ni en la enfermedad se ponen de acuerdo, discutiendo por memeces en un país con demasiados problemas como para perder el tiempo, donde un error judicial aún permite que un padre cosa a puñaladas a su hijo en venganza hacia la madre maltratada o hay familias sin acceso a una botella de aceite. Démosles Raphael. «Estar enamorado (de uno mismo) es confundir lo mío con lo tuyo». Tu vida, mi trampolín. Correspondería aquí la etiqueta de malo al PP si no fuera porque en la cresta de la pandemia, cuando no contábamos enfermos sino muertos, este Gobierno protector se lavó las manos y delegó los confinamientos en las autonomías, visto el desgaste que le supuso la gestión del estado de alarma. ¿Saben aquell que diu que un tipo descreído se encerró en una tinaja? Hazme hueco, Diógenes; como tú, cuanto más conozco al hombre más quiero a mis perros.

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